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Lletra menuda

Guerra comercial furtiva en un bosque metálico

La proliferación de maleza y descuido, fruto del abandono de los campos de cultivo, no es la única adulteración que propicia el cada día más extenso catálogo de plagas que castigan al campo mallorquín. Al perro flaco de fora vila se le adhieren otros males derivados del concepto de paisaje entendido como escaparate comercial de quita y pon en la isla del ocio y el negocio. Es la guerra furtiva de ventas librada en un bosque metálico que necesita tanta poda y adobe como la plantación vegetal.

Ahora, el ayuntamiento de Manacor, autoproclamado insolvente en materia urbanística, busca el armisticio en la guerrilla de vallas comerciales y en su defecto, quiere frenar a base de sanciones picantes el avance de letreros y vallas ilegales de propaganda en suelo. Es una contraofensiva motivada por la carencia de inspección y control previo.

La corrección se ha iniciado con multas a empresas anunciantes, instaladores y propietarios de los terrenos en los que se levanta el armatoste cazaclientes. Un deterioro del paisaje natural y un gancho de distracción para los conductores entendidos como meros consumidores. La pugna está abierta. El ayuntamiento intenta disuadir y reparar con multas cuantiosas y los anunciantes buscan pretextos de permanencia.

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