Los agentes forestales de Balears, agrupados en la AFIB, sostienen que las sanciones que se imponen a quienes talan zonas boscosas ilegalmente son "muy bajas" y en ocasiones se dejan prescribir. La denuncia de los agentes surge después de que el pasado martes la conselleria de Medio Ambiente anunciara que ha impuesto una sanción de 50.000 euros a la empresa Agroforest, radicada en Bunyola, por la tala sin autorización de 1.614 encinas. La misma Conselleria calcula en 240 toneladas la madera obtenida con esta acción ilegal y que su precio se sitúa en 28.710 euros, con lo que la sanción real no alcanza los 22.000 euros.

Un portavoz de la asociación que agrupa a los agentes asegura que la tramitación de las multas es lenta, las cuantías escasas y que en ocasiones prescriben, "lo que causa desánimo" entre los encargados de evitar infracciones en el medio natural. La propia Conselleria admite que la denuncia que acaba de hacerse pública data de marzo de 2015, por lo que han pasado dos años y medio hasta que el expediente se ha traducido en un castigo. Que "quizás le salga gratis", apuntan los propios agentes. En este sentido recuerdan que se llegó a penar en 2005 con 300.000 euros a Agroforest por una acción similar a la que ha motivado la actual. Posteriormente la cuantía se rebajó hasta los 11.000 y finalmente prescribió. Fuentes del Govern aseguraron ayer que ahora se ha decidido reabrir este procedimiento. La AFIB critica que el servicio de Gestión Forestal de la conselleria de Medio Ambiente tiende a calificar de "poco graves" algunas de estas talas masivas, mientras que en su opinión deberían ser consideradas como faltas "muy graves".

Los irritados agentes forestales llegan a ironizar sobre el procedimiento abierto: "Puede que la apertura del expediente sea real, el pago de la sanción es ciencia ficción".

Árbol "en regresión"

Los profesionales dependientes del Govern aseguran sentirse "indefensos" ante talas como la de Bunyola, que afectan a "la masa forestal". La encina es un árbol que está "en regresión". A las talas no autorizadas se debe sumar que la acción de las cabras impide el crecimiento de los brotes tiernos, que darían paso a nuevos ejemplares.

La AFIB explica que en ningún caso se muestra contraria al aprovechamiento forestal de los bosques. "Con coherencia y legalmente es positivo, el esponjamiento permite que los nuevos ejemplares crezcan con fuerza". Lo que critican es la ilegalidad de la actividad desarrollada por Agroforest.