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Salvar la realidad de son Real

El actual consistorio de Santa Margalida tiene la vista y la reivindicación puesta sobre la finca pública de Son Real, lo cual, en principio, no es malo, aún al precio de dar cancha al alcalde Monjo para que apriete las tuercas al Govern ausente y despreocupadoausente y despreocupado. La conveniencia de proteger la rica variedad de la finca pública bien merece este y otros costes.

El consistorio margalidà ha exigido el traslado del estacionamiento de vehículos situado sobre un yacimiento arqueológico, ha denunciado el mal estado del centro de interpretación y ahora eleva el tono de la demanda proponiendo la adquisición de dos nuevas fincas, una interior y otra lateral, que añadirían 137 hectáreas a las 395 de titularidad pública adquiridas en 2002. Al igual que entonces, sugiere que se haga con fondos de la ecotasa fondos de la ecotasa y por otra parte, demanda que la actual calificación de ANEI se mejore con la asignación de parque natural.

Son Real es un lugar único. Su riqueza arqueológica es de larga enumeración y por otro lado es una de las pocas possessions de Mallorca en la que se ha ensamblado a la perfección la explotación agrícola, ganadera y pesquera. A eso podríamos añadir todavía los servicios agrícolas, vinculados al ocio, prestados a poblaciones como Petra, Ariany y Santa Margalida. Todo ello junto hace incuestionable la necesidad de preservar, ampliar y resaltar la conservación de los valores diversos que mantiene Son Real. Entre el turismo comercial de Can Picafort y el residencial de Son Serra de Marina permanece este finca insustituible en lo etnológico y arqueológico. Es una riqueza colectiva.

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