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Lletra menuda

Siempre pierde el pasajero

No hay forma humana de proporcionar una noticia satisfactoria al usuario del servicio ferroviario de Mallorca. A fuerza de dificultades y perjuicios se ha convertido en campeón de la resignación y de la indignación en el seno del transporte público de la isla.

El largo conflicto laboral mantenido por los trabajadores de SFM se dejó en vía muerta el pasado mes de marzo al precio de rebajar algunas frecuencias y paradas. Entonces se dijo que el 1 de septiembre se volvería a la situación original porque, para esta fecha, ya se habría convocado una ampliación de plazas capaz de aliviar la carga de trabajo y los turnos de los operarios. Llega el día señalado y nada de eso, la primera semana de septiembre no se recuperarán las frecuencias perdidas. A lo sumo, habrá alguna corrección, esperemos que en sentido positivo, coincidiendo con el inicio del curso escolar.

La verdad es que, conociendo la práctica acumulada por SFM no puede extrañar en modo alguno lo ocurrido. Ni siquiera habrá quejas formales de los pasajeros. Tienen abono permanente de desencanto y resignación. Es el único modo de acceder a un tren que debería ser oferta tentadora de calidad y precio y en cambio se devalúa como último recurso o medio ocasional con respecto a las necesidades de movilidad de quienes, por principio o impedimento, no recurren al vehículo privado.

Se dirá que el próximo año el servicio estará electrificado hasta Sa Pobla y Manacor y que entonces todo mejorará. Incluso la puntualidad. Este es el interminable recorrido del tren en Mallorca, la eterna promesa de una estación de modernidad y calidad a la que nunca se llega. Ni siquiera se ha podido usar el verano para recuperar las estaciones de paso perdidas en marzo.

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