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50 aniversario de su muerte

La otra vida del capitán Bayo

El 16 de agosto de 1936 las tropas de la Columna Baleares, bajo su mando, desembarcaron simultáneamente en sa Coma, Porto Cristo y Cala Anguila para intentar en vano recuperar Mallorca para la causa republicana tras la rebelión militar

Hace ahora 50 años que Alberto Bayo Giroud murió en La Habana (Cuba), donde acabó exiliándose junto a toda su familia en abril de 1939, tras la victoria definitiva del franquismo en España. Su nombre, ligado para siempre a la historia de la Guerra Civil en Mallorca, recuerda el intento fallido por restablecer el gobierno tras la sublevación militar en la isla. En agosto de 1936 encabezó el desembarco (que desde entonces se ha asociado a su nombre) y avance poco después frustrado de las tropas republicanas entre sa Coma y Porto Cristo.

Al estallar la guerra, el 18 de julio de 1936, Bayo era el segundo jefe del aeropuerto militar de Barcelona. Tardó solamente unos días en ascender y pronto organizar personalmente lo que se conocería como la Columna Baleares, compuesta por varias unidades de la Marina fieles a la República, unos 4.000 voluntarios y el apoyo de la aviación con base en Catalunya.

En una operación relámpago, se adueña de Eivissa y Formentera, antes de que el 16 de agosto sus tropas desembarcaran, de manera simultánea, en Cala Anguila, Porto Cristo y sa Coma, consiguiendo rápidamente el control de una zona de unos diez kilómetros de costa, desde Cas Correu hasta sa Màniga, en lo que ahora es Cala Millor.

Pero como es sabido los avances rápidos hasta Son Servera y Son Carrió, pronto quedaron estancados tras batallas de guerrillas, en buena parte por la llegada de ayuda italiana al bando franquista. Tres semanas después del desembarco y con la negación de ayuda por parte del gobierno de Madrid, las tropas republicanas tuvieron que abandonar sin lograr su objetivo, el 4 de septiembre de 1936. Tras el estrepitoso fracaso, Alberto Bayo fue juzgado y retirado del mando.

Poco después y ya en el exilio cubano, abre en La Habana una academia de matemáticas, lo que le valdrá, en 1941, para ejercer una temporada de profesor de aerodinámica, matemáticas y navegación aérea en México. Y ahí es precisamente donde su vida da otro giro y vuelve a cambiar cuando, en 1955, conoce a Fidel Castro, quien le encarga la preparación guerrillera de sus hombres.

En 1956 ya es el encargado técnico y práctico de los veteranos del ´Granma´, en la ciudad de México y en el Rancho Las Rosas, en Chailco. Es en esos días cuando Alberto Bayo nombra a Ernesto Guevara su mejor alumno de guerrillas, otra de las figuras históricas clave que marcará su vida posterior.

Con el triunfo de la revolución castrista, Bayo regresa a Cuba, donde es recibido con los honores de un héroe nacional. Allí vive hasta su muerte, el 4 de agosto de 1967, hace medio siglo. Precisamente los periódicos cubanos ´Granma´ y ´Juventud Rebelde´, recogieron la noticia en primera página.

Experto aviador

Bayo nace en 1893 Puerto Príncipe, en la provincia cubana de Camagüey, en aquellos momentos todavía parte del territorio español. En 1898, con la pérdida de las colonias de ultramar, su familia se traslada a las Canarias. Tras estudiar primero en un instituto de los Estados Unidos y graduarse después en la academia militar de Infantería de Toledo, acaba estudiando pilotaje. Especialista precisamente en acrobacia aérea, organiza el primer aeródromo civil de Madrid, en el barrio de Carabanchel.

Entre 1920 y 1926 es destinado a Marruecos como aviador militar primero y después al mando de las tropas marroquíes en la guerra de guerrillas. Herido varias veces obtiene condecoraciones y medallas, y es ascendido a capitán por sus méritos en campaña obteniendo el mando de la Legión Extranjera. De claros ideales republicanos, el 14 de abril de 1931 no duda en colaborar con la Segunda República tras su proclamación.

Después vendría el alzamiento militar y su poco grato episodio mallorquín, tras el cual es destinado al frente de una columna en la defensa de Madrid, y después designado ayudante del ministerio de la Guerra. Pocos días antes de la derrota definitiva, en 1939, pierde su ojo derecho al ser herido de gravedad antes de huir a Francia. En abril de ese mismo año marchará hacia la capital cubana.

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