Comodidad inmediata sin reparar en valores, bienes, material y testimonios vivos del patrimonio ancestral y exclusivo de Mallorca. Este es el trazo de muchas infraestructuras modernas de la isla, desde las moles prepotentes de Son Espases que no han movido sus cimientos para venerar legados arqueológicos, hasta las carreteras de vocación continental en este territorio insular, a las que poco o nada importa el legado asentado en su nuevo recorrido.
Vuelve a ocurrir. La ampliación de la vía Llucmajor-Campos, a su paso por Muletó, está en condiciones de aniquilar una parte vital de un avenc singular, al que se llegan a atribuir conexiones con Vallgornera. Rutas de asfalto hay de sobra, conducciones subterráneas de agua, pocas. Este argumento debería ser suficiente para mantener y mimar un avenc como el de Muletó. Sin embargo, nada garantiza que esto ocurra porque la sensibilidad y la capacidad de reacción de la Administración está atascada o, si se quiere, reseca de sentido práctico y consecuente.
La propiedad se manifiesta abierta a admitir una modificación parcial de la carretera para salvar el avenc. En el Consell contestan que no les consta alegación alguna en este sentido, que es posible que se presentara sobre proyectos anteriores, pero que, cómo no ha acabado el periodo de impugnaciones, si llega algún escrito, ya se verá.
Es decir, no se niega la existencia del avenc, ni siquiera su importancia, pero falta el papel de súplica para que el tiralíneas de la nueva vía Llucmajor-Campos se desplace un tanto. Incongruente y demasiado burocrático, como mínimo.
Hemos entendido que deberemos estar más al tanto porque la institución insular no reaccionará por voluntad propia cuando se aproxime a bienes y herencias de interés colectivo y patrimonial. Aclarado queda.
