Se pasan el verano al son de ´Despacito´ o lo que se lleve ese año y rodeados de gente que busca diversión, pero ellos están al otro lado de la trinchera: son los verbeneros que trabajan para que la fiesta sea posible, y noche tras noche ese ejército de hormiguitas que para muchos son casi invisibles, pueblan las plazas y calles para hacer posible que el espectáculo pueda continuar. Es la otra cara de las verbenas: policías, bomberos, asistencias sanitarias, brigadas municipales, Protección Civil, técnicos de luz y sonido y, como no, los artistas que se suben finalmente al escenario.

Un elenco que bien se merecería que en cada noche de concierto aparecieran unos títulos de crédito, como los de las películas, para reconocer que la fiesta ha sido posible gracias al que limpia, al que enchufa, al que carga y reparte sillas por toda la plaza, o al que está pendiente de cualquier incidente sea subsanado con la máxima velocidad. Lo describen perfectamente el grupo de técnicos de la empresa Trui que el pasado viernes levantaban el escenario para una verbena en la plaza de Llucmajor y que unas horas después congregaría a cientos de personas para vitorear a los grupos Valnou, Ipop´s, Ander Grauns y Dj Mari.

Carga y montaje

Explican que para ellos el ´baile´ de cada verbena comienza muy prontito, cuando por la mañana se cargan los camiones con todos los equipos necesarios para que todo esté a punto. Después llega el momento del transporte, de la descarga y el consiguiente montaje. Cualquier ´bolo´ veraniego de fiesta de pueblo supone para el equipo técnico una inversión de al menos 20 horas continuadas por persona.

Porque una vez todo está en su sitio llegan los conjuntos musicales para hacer pruebas de sonido, después empieza la verbena y los técnicos se ponen a los mandos de luces y sonido hasta que la fiesta finaliza. O sea que cuando la luz del nuevo día vuelve a despuntar y en cada plaza quedan los últimos rezagados, todavía tiene que empezar la recta final de su evento: desmontaje y carga otra vez de todo en los camiones.

Y mientras todo suena a máxima potencia y las farolas se apagan para dar paso a los focos multicolores, en la plaza hay alguien que está vigilante ante cualquier eventualidad. Son los ojos de policías, agentes de Protección Civil y atención sanitaria. Los cuerpos de Protección Civil son ese voluntariado tan necesario para muchos ayuntamientos cuando afrontan el rompecabezas de los servicios que son legalmente indispensables para organizar una verbena multitudinaria.

Atención continuada

José Manuel Reina forma parte de la agrupación de Protección Civil de Binissalem y explica que sus jornadas ´festivas´ también rozan sesiones de 24 horas: "Por ejemplo, el día fuerte de la Vermada tenemos la batalla con uva, la comida de vermadors, el desfile de carrozas y después empieza la verbena hasta la mañana siguiente". Asegura que el operativo habitual consiste en una coordinación antes y durante la fiesta con la Policía Local y con el PAC de la localidad. "Somos una docena de miembros y lo normal es ir organizando turnos para poder cubrir todas las horas", añade Reina, que reconoce que las intervenciones habituales en estas ocasiones es dar apoyo a los casos de comas etílicos de jóvenes o a los golpes que pueda haber por peleas.

Reina cuenta que el 80 por ciento de los incidentes que ocurren durante las típicas verbenas de fiestas patronales, se producen en las afueras del lugar donde se celebra el concierto: "Quejas por ruidos, peleas, botellones, eso es lo más normal, y por mucho que se impida el acceso, lo único que haces es alejar el problema". De todas formas, afirma que recientemente acudieron a las fiestas de Biniali y los controles fueron muy efectivos y no hubo ni un problema.

Los agentes de la Policía Local cumplen un papel fundamental en el montaje del plan municipal de una verbena, como explica Joan Salvà, ingeniero del ayuntamiento de Llucmajor y encargado del proyecto de seguridad: "Ellos conocen los antecedentes de otros años y antes de las verbenas hacen el cálculo de policías que son necesarios y advierten de posibles incidentes".

Enlace

Otro que se trabaja la verbena desde el origen de la contratación hasta que se apagan las luces es el responsable comercial y de producción de la empresa de espectáculos. Pere Bennasar, de Trui, cuenta que para él la labor empieza meses antes, presentando presupuestos y ofertas a concejales de fiestas y alcaldes. Pero el día del concierto debe estar allí para coordinarlo todo: "Somos el enlace entre el Ayuntamiento que nos ha contratado y los técnicos, y tenemos que facilitar su trabajo para que todo funcione".

En semanas como estas del mes de agosto en las que en una noche pueden montar una docena de verbenas, los responsables de producción están pendientes de tres o cuatro pueblos al mismo tiempo: "Tengo que controlar qué cosas lleva el Dj, concertar las horas de ensayo y organizarlo todo para la mañana siguiente, y esto a la vez en Inca, Muro y Pollença, por ejemplo".

Comprensión

Si alguna opinión es unánime en cada uno de los colectivos que se trabajan las verbenas es la reclamación de respeto: "Está muy bien que la gente esté de fiesta (afirma unos de los técnicos de sonido de Trui), pero que entiendan que nosotros no somos invisibles, también somos personas que lo pasamos mal cuando montamos a 40 grados o tiritamos de frío como la otra noche en Can Picafort. Solo pedimos que nos den facilidades para hacer nuestro trabajo y que si nos hacen la vida más fácil, la fiesta seguro que será mejor para todos".