Cuando llegó a Madrid procedente de Magaluf para estudiar Audiovisuales en la universidad, Laura de la Isla (Laura Díaz) se metió en un grupo de teatro. "Me di cuenta de que era malísima", bromea. Aquel fue su punto de partida para una completa carrera posterior, en la que, asegura, desempeñó un papel trascendental su paso por el Estudio Corazza, una prestigiosa escuela de interpretación. "Aquello me cambió la vida. Ahí sí dije: 'Quiero ser actriz", afirma esta actriz calvianera.
-¿Qué diferencia a Laura Díaz de Laura de la Isla? ¿Son la misma persona?
-Para mí, Laura de la Isla tiene que ver con cómo me siento como creadora, como artista. Cuando hacía fotografía, siempre firmaba mis fotos como De la Isla. Es un tema de raíz, persona, que conecta con Mallorca. La gente me empezó a llamar así. Como mi buena amiga Bárbara Santacruz.
-¿Cuándo se sintió atraída por la interpretación?
-En Mallorca, yo me dedicaba a la danza. Bailaba en hoteles, con un grupo. Con 17 años, me fui a Madrid. Al principio quería estudiar Artes Escénicas, pero acabé estudiando Audiovisuales. Era lo que más se acercaba a lo que me gustaba. Y en primero de carrera me metí en un grupo de teatro.
-¿Enseguida vio que aquello era lo suyo?
-¡Al principio me di cuenta de que era malísima! Seguí con la danza, con las clases. Buscaba cástings en internet. Y entonces tuve un problema en la rodilla. Supe que bailarina no iba a poder ser y que la actuación podría hacerla toda la vida. Empecé entonces con cortos, cine, televisión... Fue todo más rápido de lo que me imaginaba; un proceso, algo lógico.
-Hizo un papel en 'Barcelona, nit d'estiu', dirigida por Dani de la Orden. Una película de historias de amor entrecruzadas que fue nominada a los Premios Gaudí. ¿No cree que una película 'Mallorca, nit d'estiu' tendría un tono diferente vistas las noches de verano de sitios como Magaluf o Platja de Palma
-Podría ser muy divertido. ¿Por qué no? ¡Estilos cinematográficos hay muchos! Y Mallorca tiene muchas posibilidades para hacer cine. Muchos directores de fuera -alemanes, ingleses- ya se han dado cuenta. Los españoles no hemos acabado de valorar las posibilidades que tiene. La isla es preciosa y a mí me inspira mucho.
-También ha intervenido en varias series de televisión. Una de ellas, la 'decana' de las series en España: 'Cuéntame cómo pasó'. ¿Cómo fue esa experiencia?
-¡Breve! Nuestro trabajo es estar un día en una serie o un año, como me pasó en 'Ángel o Demonio' (Telecinco) o en 'Amar en tiempos revueltos' (TVE). Hay diferencias entre una serie diaria, que tiene otro ritmo de producción, y una serie semanal, que tiene más de creación artística, de trabajo actoral...
-La televisión suele ser una caja de resonancia muy potente para darse a conocer ante el gran público. ¿A usted le ha pasado?
-Me ha pasado más con las películas de 'Barcelona, nit d'estiu' y de 'Barcelona, nit d'hivern'. A la gente le llegó mucho mi personaje de mallorquina: Ana de ses Illes. Una chica jovial, divertida, que mete la pata sin maldad y que se va a estudiar a Barcelona. Allí se enamora de una chica. En la segunda película, ya es una fotógrafa de una revista que tiene a José Corbacho como el jefe.
-En su faceta como directora de cortos ha triunfado en el festival de cortos de Port Adriano. Recibió un galardón por un corto titulado 'Bichos raros', lo que le permitió participar en el Evolution Film Festival. ¿Ve muchos bichos raros en la actualidad política y social de este país?
-Hay cosas que no puede entender de lo que pasa en la política. ¡Esto sí que daría para una película!
-¿De qué género sería esta película?
-¡De terror!
-...
-El reconocimiento en el festival de cortos de Port Adriano fue un premio incalculable, porque en el Evolution Film Festival entras en cntacto con directores y actores de todo el mundo.
-De su experiencia como actriz habrá aprendido a tener cuidado con lo que se escribe en las escayolas.
-...
-Lo digo por un corto protagonizado por usted que habla de una ruptura de una pareja a raíz del teléfono de una mujer que ve apuntado en la escayola de su novio.
-Éste es un corto de Roberto Pérez Toledo, un director maravilloso, un buen amigo. Con él he aprendido a contar historias de la manera más sencilla. Como ésta. Lo hicimos en una mañana de domingo. Utilizamos luz natural. Llamamos a un amigo realizador y teníamos un guión de apenas unas páginas. Es un ejemplo de que, si quieres, puedes, independientemente de los recursos que tengas.
-¿Se ve volviendo a Mallorca para instalarse profesionalmente?
-Me lo planteo como una incógnita que no necesito resolverla ahora mismo. Tengo una necesidad de actuar, de aprender con mis personajes, con otros actores, de estudiar, de rodearme de cines, teatro... Para mí eso forma parte de mi vida con independencia de dónde esté. También es verdad que me da pena que no haya más proyectos al alcance en Mallorca. Por eso, en mi último corto 'La canción del pirata' (que recibió el tercer premio del festival de cortos de Port Adriano), quería que todo mi equipo fuera mallorquín. Para que la gente viera los profesionales de calidad que hay en la isla.
-¿Su mayor ambición profesional?
-Actuar en proyectos que me hagan feliz. ¡Y cobrar por ello!
-¿Por qué lo dice?
-Porque a veces parece que hay que dar las gracias por trabajar. Esto es un trabajo, una profesión, y nos dejamos la piel en ello.
-La gente suele identificar a los actores con famosos adinerados.
-Hay un 3% de actores que igual tiene una cantidad alta de ingresos. Pero la mayoría, no. Nadie se hace a la idea de lo duro que es este mundo si no lo conoce de primera mano.
-Usted es de Magaluf, un sitio conocido a nivel planetario. ¿Para cuándo un corto basado en los excesos turísticos de esta localidad? ¿O sería demasiado 'gore'?
-No me lo planteo por ahora. No me inspira este tipo de historias. Me interesan la naturaleza, el mar, las historias familiares...
-Y, en el futuro, ¿qué nos deparará Laura de la Isla a nivel de realización e interpretación?
-Ahora estoy con la reedición del cortometraje de 'La canción del pirata', para moverlo por festivales. Y abierto a lo que venga. Siempre estoy haciendo pruebas. ¡Nunca se sabe!
