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Entrevista

Gaizka Taro: "Los móviles han hecho que ya no se piense antes de hacer una foto"

Poco a poco se va haciendo un nombre destacado dentro del panorama mallorquín de nuevos talentos

Taro posa junto a su cámara de placas inglesa de finales del siglo XIX. s. sansó

-¿Desde cuando tiene esta cámara?, ¿Funciona?

-Sí, todavía funciona perfectamente. Se trata de una cámara de placas que se fabricó en Gran Bretaña entre 1890 y 1910. La encontré en una tienda de fotografía de Palma donde iba a revelar mis carretes. Había estado allí durante 40 o 50 años solamente para decorar el espacio. Pedí probarla y sorprendentemente aún funcionó. Pedí al dueño del estudio si me la vendía y a partir de ahí cambié una serie de cosas como la óptica, ya que era una simple lupa. Desde hace uno año y medio voy retratando personas con ella.

-De padre vasco y madre japonesa, ¿Cómo se conocieron y llegaron a Montuïri?

-Se conocieron en Japón, concretamente en Fukuoka, donde mi padre, que era pintor de profesión y de Bilbao, se fue a meditar durante un año. Después decidieron venirse a España y eligieron en un principio Málaga porque había otra pareja que conocían también mitad japonesa. Allí, en el círculo de amistades conocieron a una chica de Montuïri que les invitó a que estuvieran en su casa si viajaban hasta Mallorca...

-¿Recuerda cuál fue la chispa que le enganchó a la fotografía?

-Fue a los ocho años cuando viajé solo a Japón a conocer a mis abuelos maternos. Allí mi abuelo me regaló una pequeña cámara de carrete. Después en casa mi padre también me dejaba su Nikon FG, hasta que a los 18 años un amigo japonés me regaló mi primera cámara digital.

-¿Habla japonés?

-Lo entiendo. Hablarlo con fluidez es más complicado ya que aquí no tengo amigos para practicar... pero cuando viajo allí no tardo en acordarme.

-Cuénteme un poco más del proyecto de los pueblos a la luz de la luna

-Se trata de una propuesta que lancé hace unos meses a través de las redes sociales, en las que pedía a la gente que votara por el pueblo mallorquín que quisieran ver fotografiado con la luna llena de fondo, y el campanario o algún elemento significativo. De momento ya he conseguido Vilafranca y Montuïri. El próximo estará entre Porreres, Alaró y Campos.

-¿Cómo consigue que la luna salga tan grande?

-Alejándome unos dos kilómetros del pueblo y situándome en el lugar preciso a través de cálculos de ángulos en un mapa. Con ello consigo que mientras las casas vayan empequeñeciendo pero que la luna siga del mismo tamaño. Después el efecto lo consigo con la ayuda de un teleobjetivo.

-¿Fotografiar el cielo es cuestión de ciencia?

-Más bien es cuestión de suerte y de insistir, ya que solamente una de cada cinco noches aproximadamente es propicia. En cualquier caso estar en Mallorca es una suerte en el sentido que solo hay que desplazarse diez minutos para ver las estrellas.

-Usted ganó el premio de fotografía de Palma en enero, ¿Se lo esperaba?

-Me alegré mucho del premio. En realidad la fotografía fue conseguida al primer intento en ráfaga. Pedí a unos amigos que posaran en la fuente de la entrada de las Avenidas y que improvisaran algo, movimientos que trasmiteran alegría y frescura.

-¿Hay mucha diferencia entre la fotografía japonesa y la europea, o sin embargo hoy en día todas se parecen?

-Tradicionalmente la fotografía japonesa ha sido mucho más poética.

-¿Algún fotógrafo admirado?

-Sobre todo un húngaro llamado Brassai, que en 1910 fotografió en Francia muchas escena de la calle.

-¿Le gusta más la foto casual que el posado de estudio?

-Diría que las dos por igual.

-¿Usted puede vivir de la fotografía?

-En estos momentos puedo decir que sí, porque trabajo para una agencia de alquiler vacacional, fotografiando viviendas. Pero nunca se sabe, también es bueno tener un colchón por si acaso. En mi caso, yo estudié ingeniería técnica industrial porque no me esperaba ganarme la vida con las fotos, más allá de participar en exposiciones y concursos.

-¿Tiene sentido montar un estudio físico de fotografía hoy en día, cuando todo el mundo tiene cámaras?

-Sí que la tiene, porque aunque sea cierto que se ha democratizado la fotografía, por así decirlo, y se ha abierto la puerta a todo el mundo, hay más cosas que influyen. Lo que pasa con las cámaras de los teléfonos móviles hoy en día, es similar en efectos al paso en su día de la fotografía analógica a la digital.

-¿A qué se refiere?

-Quiero decir que todo tiene cosas positivas y negativas, pero que no creo que el fotógrafo pierda trabajo o importancia con ello. Cambia la forma de actuar. Porque al final sigue siendo necesario pensar antes de disparar. Y no al contrario como pasa con los móviles, que disparan veinte fotos sin pensar y luego hay elegir entre todas cuando son prácticamente iguales.

-¿La cámara ha perdido su significado?

-Digamos que ya hay muchos móviles que ya pueden hacer muy buenas fotos, pero como le digo no es lo mismo hacer muchas que hacerlas bien.

-¿Hacia dónde vamos pues?

-Creo que el rincón creativo está ahora en el gran formato. Es el espacio donde las cosas aún son diferentes y los resultados pueden ser muy interesantes .

-¿A partir de qué medidas se considera fotografía de gran formato?

-Desde los 9 por 12 centímetros, siempre que sea a partir de una placa y no de un carrete continuo. En Estados Unidos también está de moda el ultra gran formato, a partir de 10 por 12 pulgadas.

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