Un grupo de unos 30 clientes del hotel Vista Blava Elegance de Cala Millor se manifestaron ayer en las puertas del establecimiento al grito de "¡Vista Blava atraco a mano armada!". Este grupo de turistas de diversas zonas de España (Barcelona, Valencia, Jaén, Badajoz, Madrid, etc), que se han conocido en el recinto hotelero, sostienen que han acabado la paciencia con los servicios que presta el hotel. Se consideran desprotegidos en un establecimiento turístico de tres estrellas, donde los servicios prestados dicen "dejan mucho que desear", sin que haya un responsable o encargado (director, jefe de recepción, etc.) al que pedirle explicaciones, solo un escaso personal que hace lo que humildemente puede.

Las hojas de reclamaciones se acumulan, ante los deficientes servicios que aseguran padecer los clientes y que ha llevado a dos a visitar el médico. Antonio Moreno, uno de los turistas afectados y movilizados, que ha viajado con su familia, cuenta como las altas temperaturas que hay en el interior del establecimiento propiciaron un golpe de calor a una cliente dentro del comedor que tuvo que ser atendida por una ambulancia que se desplazó al centro. Al tiempo que otra cliente exhibe un vídeo en su teléfono móvil donde puede observarse un termómetro que marca 34 grados centígrados dentro del comedor, señalando que es el momento de la comida. Esta clienta asegura que la temperatura se repite en todas las estancias y que por las noches no pueden conciliar el sueño.

Contrato de prácticas

Moreno indica que al pedir explicaciones a dos chicas que había, le manifestaron no saber nada ya que ellas estaban con un contrato de prácticas. "Hemos venido a Mallorca de vacaciones para descansar y al finalizarlas tendré que ir al médico para curarme del estrés contraído en este hotel", lamenta otra clienta.

Entre el grupo de concentrados ante la puerta del hotel a las nueve de la mañana de ayer sábado, se quejaban del mal estado de la comida, principalmente por las altas temperaturas del comedor y dudaban de su salubridad. También que se repite el menú y que a veces es escaso. Un cliente narra: "En un desayuno se acabaron los churros y al poco nos sirvieron calamares a la romana, no sé si sería por la semejanza, lo cierto es que no pudimos comer más churros".

Las bolsas de picnic, son comunes a todos, reprochan. A una turista alérgica a la lactosa le han puesto en su bolsa un sandwich de queso para comer. La limpieza tampoco se escapa de las quejas. Una clienta exhibía la que decía ser la toalla limpia que le habían puesto en la habitación, estaba bien planchada pero presentaba manchas en su superficie.

Según sus manifestaciones, hay tanto desorden que hasta afecta a los que tienen que registrarse en el establecimiento a su llegada. Una joven pareja comentaba como a su llegada tuvo que esperar en recepción al no haber más que un letrero en el que se leía "volvemos en 10 minutos". A la media hora de espera acudieron al comedor y cenaron sin ningún control por parte de nadie. Al día siguiente se llevaron la sorpresa al comprobar que el vaso de su mesa era el mismo de la noche anterior, sin haber sido lavado presentaba las mismas marcas de la barra de labios. En cuanto a los manteles estaban arrugados con las marcas de los utensilios usados en comidas anteriores, mientras alguien se hacia oír afirmando "a mí se negaron a darme un mantel limpio porque decían que no tenían". Aseguran que el personal quita el mantel, lo sacude y lo vuelve a colocar en la mesa, hecho que grabaron en vídeo.

El poco personal que hay, manifestan los clientes, tiene que dejar de trabajar para comer sin que nadie los sustituya dejando su departamento desatendido. En el caso de las camareras de la limpieza, dicen que en su día libre, al no haber sustitutas, las habitaciones se dejan sin limpiar. Sobre el socorrista, que dicen se ha incorporado tras sus quejas, deja desatendida las piscina en el momento de reponer energías y lo mismo con el bar, desatendido mientras el personal come, eso sí, en todos los casos está el cartel "volvemos en 10 minutos."

En cuanto a las averías, permanecen sin repararse. Si es avería grave, se les cambia de habitación, en algunos casos dicen que han llegado a cambiar hasta tres veces. Mientras que una pareja denuncia que la solución que le han dado para el agua que sale del baño, debido a una gotera, ha sido la entrega de unas toallas para poner en el suelo y ello a pesar de que la señora se queja de haberse caído en una ocasión y tuvo que ser atendida por un médico.