Hasta ahora le habían fallado casi todas las dianas. Cuestionado en algunos aspectos medioambientales -la autovía Llucmajor-Campos, sin ir más lejos- y cuando el Gobierno le da largas en la ampliación del Parque Nacional de Cabrera, el Pacte necesitaba un disparo estruendoso con fogueo ecológico. Al fin, después de muchos desaciertos en el mismo campo de tiro, lo logra en Es Canons.
El ayuntamiento de Artà anuncia que la apetecida finca, con 1,8 millones de metros cuadrados, en el litoral, entre Colònia de Sant Pere y Betlem, será comprada con fondos provenientes de la ecotasa. Costará 8 millones de euros, pero éstos al menos parecen un buen dispendio público y medioambiental, en contraste con los 4,8 que ya se pagaron en su día dentro del entramado de recalificaciones, especulaciones urbanísticas y licencias municipales a la ligera, sin previsión de futuro.
Se cumple una reivindicación histórica y una aspiración social. Con la titularidad pública, Es Canons delimita su veda definitiva para constructores, más allá de su asignación actual de área natural de especial interés. Estaba en venta y la hemos comprado entre todos, ecotasa a ecotasa, por lo menos no lo ha hecho un inversor extranjero o un fondo buitre para vallarlo de nueva especulación. Es Canons ya no será zona de conflicto. Desactiva sus armas y agranda el Parc de Llevant.
