Inca parece abocada a una irrevocable y necesaria puesta al día. En la misma semana en la que se anuncia la adecuación y expansión de sus infraestructuras en transporte público, se adjudican las obras del Teatre Principal, imprescindibles para su reapertura, después de no pocos avatares y un gran parón debido a las discrepancias entre la Fundación titular del inmueble y la UTE adjudicataria de la primera reforma ahora recompuesta.
Las instituciones y el mantenimiento de los fondos Feder de la UE han logrado desbloquear un episodio incomprensible, de difícil justificación. Es como si se hubiera entrado en el ensayo definitivo, ese que ya no admite marcha atrás y que deberá desembocar necesariamente en el reestreno definitivo del Teatre ampliado. Ha habido tanto ensayo fallido que, necesariamente, se debe haber aprendido de ellos, por lo que no caben más errores ni obstáculos.
Las autoridades, esta vez, parecen ser conscientes de ello porque se muestran a la par cautas y contundentes. De sus explicaciones se deduce que se han descartado plicas temerarias y al mismo tiempo, con la adjudicación a Vias y Construcciones S. A, ligada a Florentino Pérez, se logra una rebaja del 32,5% sobre los 5,1 millones del presupuesto inicial. En septiembre se levanta el telón de unas obras que ya deberían estar acabadas. Queda casi un año y medio de trabajo por delante pero Inca, al fin, podrá tener Teatre, una vez acabado el sainete de sus preámbulos.
