“Un referente de nuestra historia, pese a que sea desconocida para mucha gente”. Así define Manel Suárez -profesor del IES Bendinat, miembro activo de Memòria de Mallorca y autor de varias obras sobre la represión franquista- el episodio de la primera huelga de mujeres que hubo en el municipio de Calvià. Fue en octubre de 1932, y la protagonizó un grupo de collidores de olivas, que reclamaban un aumento de sueldo que paliase sus duras condiciones de vida.

La reivindicación de estas mujeres fue recordada esta tarde en Sa Societat, el emblemático edificio de Calvià vila, durante un acto para presentar la recientemente constituida Assemblea de Joves de Calvià. El evento contó también con representantes de otro colectivo de mujeres reivindicativas, las camareras de piso, conocidas popularmente como las kellys. Entre los asistentes estuvo el regidor de Esquerra Oberta Rafel Sedano.

En la década de los treinta, las condiciones en el campo calvianer eran muy duras, explica Manel Suárez, quien hizo una introducción a la historia de las collidores. Trabajaban de sol a sol durante dos meses al año en la campaña de las olivas, y ganaban 1,75 pesetas al día. “Hacía tanto frío que hacían un fuego, al que tiraban piedras. Esas piedras calientes se las ponían después en los bolsillos o las cogían con las manos para calentarse”, relata.

En octubre de 1932, alzaron la voz. Pidieron un incremento de 50 céntimos. Con la mediación de la Federación Obrera Calvianense, negociaron con los propietarios de possessions del entorno de Calvià vila, como Torà, Ses Barraques o Mofarès. Sin éxito. Como medida de presión, 70 mujeres convocaron la huelga, que duró una semana.

Como explica Suárez, la situación obligó a intervenir al gobernador civil, que medió entre ambas partes e hizo que los terratenientes aceptasen un aumento de sueldo. Sin embargo, el acuerdo fue pronto papel mojado. “Algunos de ellos incumplieron los acuerdos y echaron a algunas de las huelguistas”, recordó Suárez.

La tensión no aminoró en esos años anteriores a la Guerra Civil. En junio de 1936, la Federación Obrera Calvianense y La Fraternal convocaron una nueva huelga, en este caso general, en que las collidores volvieron a llevar la voz cantante. Sus reivindicaciones: aumento salarial, que los trabajadores estuviesen asegurados y una jornada de ocho horas diarias.

Tampoco hubo acuerdo. Al contrario. Con el estallido de la Guerra Civil, se esfumaron los escasos avances logrados. Incluso algunas de las collidores, como Antònia Pallicer Albertí, fueron “duramente represaliadas”, como recuerda Manel Suárez, quien remarca la importancia de difundir este episodio de la historia calvianera, por lo que agradece la implicación de la Assemblea de Joves.