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Lletra menuda

El enorme envoltorio de la calidad

La teniente de alcalde de Economía de Calvià, la socialista Mamen Iglesias, dice que la transformación del modelo de destino turístico del municipio ya no admite marcha atrás. Loable y necesaria misión, para la que resulta imprescindible armarse de paciencia, constancia y protección ante el fracaso o el tropiezo en el largo camino emprendido. Muchos años de tolerancia y masificación a raudales dejan demasiadas capas de envoltorios estériles y ataduras sobre la calidad turística. Será muy difícil rehabilitarla. Basta mirar cuánto le está costado a Calvià aplicar la ordenanza de civismo y vestimenta. Su misma necesidad dice mucho de los déficits acumulados.

Ahora hallan en Punta Ballena de Magaluf media docena de prostíbulos en toda regla donde, sobre el papel, había bares normales y decentes. Pero los vecinos ya habían agotado la capacidad de aguante de ruidos y altercados. Su denuncia, y la actuación de la Policía Local ha propiciado el cierre de los establecimientos a los que, por lo visto, en los próximos días se pueden sumar otros que también tienen poco de bares y mucho de prostíbulos. La amenaza de sanción económica pesa igualmente sobre ellos.

El Ayuntamiento se reafirma en la necesidad de contundencia. Es lo que ocurre cuando, entre todos, ha habido demasiada permisividad. La falta de control y el cómodo desconocimiento obligan después, cuando la última gota colma el vaso, a tomar medidas extraordinarias y complejas.

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