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¿Por qué no optan por colaborar?

El contenido material, la voluntad del testador canalizada en términos ambiguos y flexibles abiertos a diversas interpretaciones legales, con el añadido de claras diferencias entre los beneficiarios, hacen muy difícil la aceptación y posterior gestión de la herencia de Feliciano FusterFeliciano Fuster.

Se ha vuelto muy complicado plasmar en hechos reales la voluntad altruista y filantrópica de expresidente de Endesa. En el caso de la antigua destilería de Santa Margalida se plasma de forma singular esta dificultad. Fuster la testó en un 80% a Amadiba que no se decide a aceptar la herencia en sentido pleno por impotencia económica de afrontar la rehabilitación imprescindible para su uso. El Ayuntamiento apremia a la entidad para que salga del impasse actual y dicta una orden de ejecución para limpiar una parcela que no tributa y tiene construcciones en peligro de derrumbe. Si Amadiba no da un paso al frente, el recinto pasará a manos del Ayuntamiento y la parroquia.

Llegados a este punto cabe preguntarse por qué las partes afectadas no optan por el diálogo y se sientan en una mesa en busca de una solución práctica en vez de intercambios más o menos velados de acusaciones, posiciones de brazos cruzados y ordenes de ejecución impuestas por un abando estridente.

Es muy probable que los términos legales de la herencia de Feliciano Fuster sean abiertos, pero su voluntad personal parece incuestionable. Quería que la vieja fábrica de licores de Santa Margalida renaciera como centro para discapacitados intelectuales. Al Ayuntamiento le corresponde velar por el decoro y la seguridad de los espacios urbanos pero, en este mismo recorrido, también podría indagar cómo ayudar a Amadiba para que el deseo de Fuster se convirtiera en realidad. También podría hacerlo la silenciosa parroquia.

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