Al final, el futuro del Observatorio Astronómico de Mallorca no está tan despejado como podían hacer pensar las últimas informaciones. Los inversores no se aproximan al centro de Costitx o si lo hacen -es lo que asegura la propiedad- es de modo imperceptible por discreto. Cuando ha finalizado el plazo fijado por el administrador concursal, no se ha fijado todavía una oferta de compra en firme y el observatorio se aboca a la fragmentación de sus inmuebles y bienes instrumentales para ser vendidos en lotes. Queda solo una pequeña luz en el horizonte, una posibilidad de distancia imprecisa, para que aparezca un inversor -extranjero, dicen- con telescopio moderno de investigación y turismo.
Mientras, el observatorio de Costitx orbita en la indefiniciónorbita en la indefinición, sin saber si acabará estrellándose sobre sus propias deudas o logrará reposar en una regeneración que sería muy deseable, porque es una lástima que un lugar que ha enseñado a mirar al cielo a tantos mallorquines y les ha hecho ver que sigue habiendo noches estrelladas, más allá de la contaminación lumínica de la diversión turística, acabe perdido en un irreparable agujero negro.