El ayuntamiento de Campos no está dispuesto a certificar el final de obra del polémico Ecobarri, hasta que se cambien o eliminen determinados elementos que suponen un peligro para la seguridad, como por ejemplo el parque infantil o el mobiliario urbano que jalona el espacio, realizado a partir de materiales reciclados pero que presenta cantos de piedra, baldosas y hierros que no se ajustarían a la legalidad.

Hace un lustro que se iniciaron las obras en los terrenos inicialmente pensados para viviendas de protección oficial, sin que de momento haya una fecha clara para su inauguración como espacio público. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuándo empezarán los trabajos para levantar el que debe ser nuevo colegio público de Campos, situado en un lateral del Ecobarri y que ahora solo está pendiente, según apunta el alcalde de Campos, Sebastià Sagreras (PP), de la firma ante notario de la cesión de los terrenos del Ibavi a la conselleria de Educación, después de que el periodo de exposición pública del proyecto finalizara ya el pasado 15 de marzo.

"Respecto a la escuela, el Ayuntamiento siempre ha hecho todo lo posible por agilizar los trámites para que salga adelante lo más pronto posible, nunca se ha parado administrativamente por culpa municipal", explica. Un retraso que ha propiciado que la Conselleria deba habilitar nuevas clases en la antigua casa del conserje del CEIP Joan Veny i Clar mientras lo soluciona. Con todo, Educación anunció a finales de 2016 que el nuevo colegio de Campos está previsto dentro de su plan de reformas y nuevos centros 2016-2019 con una dotación presupuestaria de 5,2 millones de euros.

Protestas al Govern

Por lo que respecta al resto del Ecobarri, Sagreras alude a la serie de neumáticos colocados en la zona destinada a juegos infantiles: "Carecen de homologación y así como están son peligrosos, aunque espero que con el tiempo y antes de inaugurarlo todo quede solucionado". El consistorio campaner también se ha quejado al Govern en numerosas ocasiones, por el estado lamentable de mantenimiento que presenta el proyecto, aunque desde hace unas semanas al menos se ha reforzado el vallado, lo que impide el paso libre a su interior como sucedía hasta ahora.

En el año 2011, en plena resaca del boom inmobiliarioboom, el Govern encargó al departamento técnico del IBAVI la dirección de las obras de urbanización y el proyecto de ordenación de 320 viviendas de protección oficial (VPO) y un colegio en un solar de 30.000 metros cuadrados situado en Campos. La necesidad de construir la escuela y la financiación con fondos del Ministerio de Fomento, impulsaron el inicio de las obras.

Según explica el propio IBAVI "este proyecto tenía todas las cartas para terminar como cualquiera de las urbanizaciones fantasma que han aparecido en todo el territorio español, pero la ética profesional impedía producir otro artefacto de estas características". Así que se procedió a la intervención dentro de una superficie total de 29.405 metros cuadrados, con un presupuesto de 920.000 euros más iva. "El diseño del espacio quiere dar la sensación de que la intervención es mínima. Con suerte, algunos paseantes creerán que sólo se ha pasado el motocultor para quitar las hierbas, salvando los árboles y descubriendo algunas piedras que pueden servir para sentarse".