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Lletra Menuda

Un torrente de incivismo y mala gestión

El Ibanat decidió meses atrás retirar los contendedores de las áreas recreativas y espacios naturales de Mallorca. Es la prueba del nueve de la autogestión de basuras, el modo de determinar si tanto la ciudadanía como la Administración están concienciadas de forma suficiente sobre la capacidad y la necesidad de reciclar y eliminar los residuos que topan o se generan en el medio natural. Como era de esperar, se están produciendo más dificultades de las deseables porque, en asuntos de tratamiento de residuos, sigue mediando una gran distancia entre deseo y posibilidad.

El mejor termómetro de cuanto ocurre se manifiesta en el llamativo torrente de Pareis, ese inigualable paraje que entre mayo y junio se transforma en algo parecido al borne del excursionismo, con los riesgos que ello comporta para un recorrido tan accidentado y sensible. Por lo general, quienes admiran su belleza no reparan que el encanto del lugar depende en parte de su cuidado inmaculado y las basuras se acumulan en lugares inapropiados. El Ibanat y el ayuntamiento de Escorca andan a la greña sobre quién y cómo deben retirarse. El uno por el otro, los desperdicios se van acumulando hasta que de tanto en tanto llega la brigada de la Demarcación de Costas y las retira.

Hay también una cuestión económica de por medio. El Ibanat se ahorra una partida que puede destinar a otros fines y el consistorio de Escorca tropieza con un incordio, al que no puede hacer frente, debido al desajuste entre la amplia extensión municipal y la escasa población residente. Todo ello ocurre en el paraje insignia de Mallorca, en el gran santuario de la belleza natural admitida como Patrimonio de la Humanidad.¿Si las zonas especialmente protegidas sufren esta afrenta, qué estará ocurriendo en los parajes más comunes?

Deberemos admitir, para comenzar a paliarlo, que la verdadera dimensión del problema está en la falta de responsabilidad de quienes acuden a disfrutar del torrent de Pareis y la Calobra. El sentido común más elemental indica que quien ha producido un residuo urbano en un medio natural debe ocuparse de reciclarlo o cuando menos trasladarlo, aunque sea en coche y a kilómetros de distancia, para dejarlo en el contenedor adecuado en su destino definitivo hasta Son Reus. Escorca, por supuesto, no puede ni debe asumir la recogida de basuras de los desaprensivos del resto de Mallorca o de los turistas que visitan la Serra.

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