Son Servera acogió ayer la XXVI edición del Concurs de cant de galls, con la participación de 19 gallos.

Esta vez no se batió el récord de cantadas y hubo cierta mala suerte. Una imprevista visita al quirófano dejó al organizador y alma mater del peculiar evento, Pep Prieto, fuera de de juego en la vigésimo sexta edición del certamen, mientras que dos de los tradicionales concursantes locales, que llevan desde el inicio participando y que en ocasiones anteriores han tenido ejemplares de auténticos campeones, no pudieron concurrir con sus mejores gallináceas al haber sufrido sendos ataques de felinos que menguaron considerablemente sus gallineros, aunque uno de ellos dejaba ver su temor que en su caso el ataque hubiera sido propiciado por un felino de dos patas.

Los gallos presentados también estuvieron lejos de lograr récord de participación, como también lo estuvieron de conseguir récord de cantadas, marca conseguida en la edición de 2016 por el gallo Llevant, con 177 cacareos.

La velada también estrenó iluminación y no con mucho éxito, dejando a un público en penumbra y un escenario con un tono rojizo que proyectaba la sombra de las jaulas en los muros de la Iglesia, lejos de la habitual iluminación de focos a más altura con luz blanca y potente.

En esta edición de 2017 el ganador fue Merlot, con 130 cacareos, del serverí Sebastià Rigo, que después de intentarlo en muchas ediciones consiguió ganar un concurso con un ejemplar bien entrenado. La segunda posición fue también para un gallo local, Dorat de Javier González, con 124 cantos, mientras que el tercer lugar fue para el gallo Artanenc de Clara Joan, con 117 cantadas. En definitiva, un evento original, entretenido y con mucha pluma.