Todos los pueblos tienen historias que han permanecido ocultas durante décadas. En Bunyola, una de ellas es la de Antoni Rosselló, el capellà Ferrereta, acusado junto al también sacerdote Jeroni Alomar Poquet de intentar ayudar a republicanos a escapar de la isla.

La vida de Antoni Rosselló Sabater (1888-1966), su persecución por el franquismo y su paso por la cárcel, sale ahora a la luz con nuevos documentos que durante casi 80 años habían permanecido ocultos, escondidos en el interior una arqueta con tres cerraduras de la rectoría de Bunyola.

En 2014, Rafel Mas, entonces párroco del pueblo, consiguió localizar, entre un centenar de viejas llaves, las que abrían la arqueta. Su sorpresa fue encontrar varias cartas, fechadas en 1937 y dirigidas a quien entonces era el rector de Bunyola, Antoni Torrandell.Dirigidas al párroco

Este hallazgo se une al realizado en Llubí con cartas dirigidas al párroco de ese pueblo. Ambos descubrimientos se hicieron públicos en los actos organizados por los 80 años del asesinato de Alomar Poquet, el pasado 9 de junio. Las cartas bunyolines fueron presentadas por Lluís Colom, cuya abuela era hermana de Antoni Rosselló. Una de ellas es del obispo Miralles y centra gran parte de su contenido en las condenas a Antoni Rosselló Sabater y Jeroni Alomar Poquet. El primero, fue condenado a 20 años de prisión, y el segundo, fusilado el 7 de junio de 1937.

"Le tocó al capellà Poquet, pero podría haber sido en Ferrereta". La frase ha permanecido durante décadas en la memoria popular bunyolina. Se trató de un escarmiento a los curas más progresistas. En la carta ahora descubierta, el obispo Miralles se refiere a la pena de cárcel a la que fue condenado Antoni Rosselló. Habla de la muerte de Alomar Poquet, del indulto que el obispo pidió a Franco cuando ya se había cometido el asesinato y prohíbe al rector Torrandell hablar de estos religiosos. Otra de las cartas es de Gabriel Alomar Esteve, abogado defensor de Antoni Rosselló, y en ella solicita al rector Torrandell que declare a favor de su cliente.

Los curas Rosselló y Alomar Antoni Rosselló y Jeroni Alomar Poquet eran amigos y sus vidas se entrecruzaron en numerosas ocasiones. El capellà Ferrereta era hermano del alcalde republicano de Bunyola, Vicenç Rosselló, también encarcelado en Can Mir durante la guerra, donde probablemente coincidió con Francesc Alomar Poquet, miembro de Esquerra Republicana y hermano del capellà Poquet.

Los dos urdieron un plan para ayudar a republicanos a huir de la isla. Rosselló asistió a un encuentro para organizar el plan y fue traicionado por un confidente. Habían caído en una trampa. En un consejo de guerra, se condenó a muerte al capellà Poquet, a Joan Baldú y a Martí Ros. A Antoni Rosselló y Gabriel Socias, les sentenciaron a 20 años de cárcel y a los demás acusados, a doce. Tras varias entradas y salidas de la cárcel, Rosselló fue puesto en libertad definitiva en abril de 1943. En su libro La Guerra Civil a Bunyola. Amb la por al cos, el historiador Xavier Margais, reproduce las duras palabras que el obispo Miralles le dedicó en un informe dirigido al nuncio apostólico en 1938: "Nunca brilló por virtud alguna, siempre estuvo complicado en enredos contra la caridad, y hermano de un alcalde de izquierdista, actuó en política como si fuera el jefe local. El prelado le suspendió hasta terminar su condena. En sus primeros meses de cárcel fue uno de los presos más indisciplinados; ahora ha ido amansándose, y de esperar es que vaya entrando en sí mismo".

Rosselló fue un cura progresista, preocupado por la educación y la cultura. Había sido colaborador de mossèn Antoni Maria Alcover en la confección del Diccionari català-valencià-balear, de Baltasar Samper en la Obra del Cançoner Popular de Catalunya y después lo fue de Josep Mascaró Passarius en el Corpus de Toponímia.

Tras su salida de la cárcel, dedicó gran parte de su tiempo a recopilar y transcribir documentos históricos de Bunyola. A su muerte, tenía un esquema muy avanzado y un guión de una historia del pueblo, que aún hoy permanece sin publicar, y la mayor parte de su trabajo desapareció. Tras salir de la cárcel, también se dedicó a la enseñanza. Trabajó en el Liceo Español.

Regreso a Bunyola

En 1960, seis años antes de su muerte, Bunyola celebró por todo lo alto la restitución de la imagen de la Mare de Déu de la Neu, copatrona del pueblo, en el centro del retablo del altar mayor de la iglesia. Esta fue la primera vez que Rosselló volvió a predicar en la iglesia de su pueblo. Fue su "retorno eclesiástico oficial", como recordaría años después el entonces rector, Bartomeu Bosch.

No obstante, el silencio que impregnaba la figura del capellà Ferrereta, no se desvaneció. A finales de la década de 1960, el vicario Joan Parets, que entonces había promovido la creación de la revista local Es Castellet, intentó investigar su historia. Fue imposible que algún vecino quisiera hablar de él y el consistorio cerró las puertas a cualquier investigación.

Entre la realidad y la leyenda, se cuenta que las sujeciones del amito del vestido de cura de Rosselló tuvieron siempre los colores de la bandera republicana.

Su figura sigue ocultando todavía hoy más secretos que evidencias, como demuestra el impacto de los nuevos documentos ahora hechos públicos.