La explotación equina y el campo de polo (en realidad hay dos canchas) de sa Barralina, justo detrás de la famosa playa de es Trenc, no cumplen con las pertinentes normas medioambientales. En los últimos quince años este complejo ha estado en el punto de mira y ha sido objeto de debate en el Ayuntamiento, exactamente desde el mandato del alcalde Andreu Prohens (PP). Muchas personas han venido cuestionando la reconversión de la antigua vaquería y puesto en duda toda una serie de obras posteriores (tanto construcciones como caminos). Mención aparte merece el progresivo y llamativo engrandecimiento de la propiedad, con sucesivas compras de terrenos en esta área rural.

Ahora, la Comisión de Medio Ambiente de las Illes Balears, vinculada a la conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Govern, ha resuelto “dar por finalizada la evaluación de impacto ambiental ordinaria relativa al proyecto de legalización, ya que no se ha presentado en el plazo previsto la información adicional sobre el estudio de impacto ambiental que se considera imprescindible para la formulación de la declaración de impacto ambiental”. Y ha archivado el expediente. Eso sí, la titularidad puede interponer un recurso contra esta resolución o ante la Justicia. Como promotor figura Es Figueral Gran, SLU. En la documentación también se detalla la pretensión, finalmente descartada, de implantar un agroturismo (Sa Barralina SL).