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Jordi Pastor Bergas: "Cuando acababa la siega del cereal ya teníamos campo de fútbol"

El viejo pionero recuerda graciosas anécdotas y vicisitudes por las que pasó el pequeño club de pueblo

Jordi Pastor Bergas ´Pel·lito´, recordando viejos tiempos sentado en un patio de Maria. Biel Bergas

En 1968, mientras en París se esperaba cambiar el mundo, en Maria los vecinos pugnaban por tener un campo de fútbol. La cadena de protestas y huelgas que vivió Francia aquel año no obtuvo el resultado esperado, en cambio la lucha del pequeño pueblo del Pla consiguió que en el año 1970 el Mariense tuviera por fin el campo de fútbol de sa Font, adquirido por suscripción popular con la ayuda del ayuntamiento.

-¿Qué hacía un presidente con un equipo y sin terreno de juego?

-Lo que se podía, que no era poco. Cuando terminaban de segar los cereales de las fincas que hay alrededor del pueblo, ya teníamos escogido nuestro terreno de juego. Se trataba de limpiarlo lo más posible, quitar las piedras más grandes y colocar las porterías que transportábamos con un Land Rover que tenía para mi empresa de albañilería. Jugamos en cuatro o cinco lugares diferentes, en s'Olivera (zona del Cocó), en sa Font, sa Biga y en Son Poquet, terreno situado junto a la carretera Maria-Santa Margalida, que fue el lugar preferido y donde jugamos más partidos antes de tener el campo definitivo.

-Al no estar federados, ¿Cuáles eran sus adversarios?

-Durante el verano podíamos competir con equipos que ya habían acabado sus ligas y el poder jugar un encuentro sin presión les resultaba atractivo. Pero lo que más nos gustaba era formar un equipo con los jugadores que más ganas tenían sin importar la edad, desde edades juveniles hasta los 35 ó 40 años y jugar con equipos de las mismas características. Se corría la voz y no faltaban rivales. En Son Poquet jugó en una ocasión Llompart, jugador del Constancia que acabó en el Elche. Con el Mariense en ocasiones jugaba Rafel Arlès, natural de Maria de la Salut y que era uno de los jugadores juveniles más destacados del Valencia F.C.

-Y llegó la hora de la verdad...

-Si, el campo de Sa Font se inauguró en abril de 1970. Al principio solo teníamos equipo en la categoría juvenil. Creo recordar que el primer partido fue Mariense - Pollença en el torneo primavera, perdimos por 1-3. En la temporada 70-71 los juveniles quedaron segundos en la liga y fueron campeones del torneo primavera. En la 71-72, además de juveniles, ya contábamos con un equipo en Regional.

-¿Cómo llego a ser presidente?

-Porque era el que más afición tenía y, porque no decirlo, tenía el Land Rover que, además de utilizarlo para arreglar el campo y transportar las porterías, se utilizaba para el transporte de los jugadores a los distintos campos de la isla. En algunas ocasiones nos colocábamos 14 ó 15; algo que ahora resulta impensable..

-¿Cuántos años duró al frente del FC Mariense?

-Quizás unos 10 años. Después las fuerzas vivas del pueblo 'es botifarres' se dieron cuenta que la cosa marchaba bien y quisieron el juguete para ellos. Yo ya estaba un poco cansado y consentí que se lo quedaran sin armar polémica. En la pared frontal de la entrada al campo se colocó el llamado 'Es lletrero de s'imperi', un monumental cartel que aludía al equipo.

-¿No resultaba un tanto arriesgado que para acceder a los vestuarios se tuviera que cruzar una carretera?

-Sin duda alguna era un gran inconveniente y resultaba peligroso. No creo que esta circunstancia se diera en ningún otro campo de la isla, pero era lo que teníamos. Las casetas eran el antiguo matadero que había en el pueblo y fue lo que nos dieron las autoridades en aquel entonces. Muchos equipos visitantes se sorprendían al ver que tenían que cruzar la carretera Maria-Santa Margalida, que en aquella época tenía poco tránsito, para acceder a los vestuarios. Aún así, en una ocasión atropellaron al utillero J.Frau; por suerte las heridas no fueron graves. Es impensable una situación como esta en la actualidad..

-¿Y aquel memorable viaje a Eivissa?

-Los equipos de Regional y juvenil hicieron una buena temporada y consideré que era bueno premiarlos con un viaje a Ibiza. Salimos de Maria en domingo y muy temprano, el Land Rover cargado de jugadores hasta los topes y tres o cuatro coches más, hacia el aeropuerto. Esperamos a que anunciaran por megafonía la salida del vuelo hacia Eivissa. Cuando avisaron nos dirigimos todos al avión, como si de un autobús se tratara. Ninguno de nosotros había recogido la tarjeta de embarque y no pudimos entrar en el avión. No valieron protestas ni excusas. Tuvimos que aplazar el viaje hasta el siguiente domingo. Las bromas y risas duraron muchos días.

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