El Ayuntamiento aprobó, en el pleno extraordinario del pasado jueves, los presupuestos municipales de 2017. Ascienden a 2.883.000 euros. Superan en 269.100 euros a los de 2016 (2.613.900 ?). Contaron con los cinco votos favorables de Més (equipo de gobierno) y el del PSOE. Los cinco miembros del PP se abstuvieron.

En su presentación, Maria Teresa Martínez, concejal de Servicios, Economía, Hacienda, Turismo y Nuevas Tecnologías, los calificó de "austeros y de supervivencia" y afirmó que, a pesar de que "no nos gusten, hay que ser realistas y seguir hacia adelante".

Informó que se han fundamentado en los mismos ejes de elaboración de los de 2016. Se refieren a "mantener los servicios municipales actuales, reducir la deuda con las entidades publicas (TGSS, Hacienda, Mancomunitat) y bancarias y estar al corriente de las obligaciones con la Seguridad Social y Hacienda, que son prioritarias". En relación a las inversiones señaló que se corresponderán a las subvenciones íntegras provenientes del Govern y Consell.

Plan Especial

El Ayuntamiento ha bajado los gastos corrientes y servicios de 2016. En este sentido, ha descendido en diez mil euros el capítulo de "Reparación, mantenimiento y conservación. Vías públicas y caminos" puesto que se aprovecharán las ayudas del Plan Especial del Consell -tal como ocurrió en 2016- para la realización de gran parte de estas actuaciones. También anuncia la reducción del consumo de energía eléctrica en las instalaciones deportivas como consecuencia del cambio de iluminación del pabellón Es Revolt.

Jaumé Bauçà, líder de la oposición (PP), se extrañó del sobredimensionamiento del impuesto de vehículos en relación al año anterior. Criticó el aumento en veintiún mil euros de la consignación a las fiestas de Sant Bartomeu, a lo que el alcalde Joan Verger (Més) contestó que se debía a la inclusión de facturas pendientes de anteriores legislaturas.

Guillem Mas (PSOE) lamentó que los presupuestos 2017 "no sean alegres, que las instalaciones se sigan degradando, que los servicios vayan empeorando y que es triste que el pueblo pierda atractivo". Abogó por un mayor capítulo de inversiones y porque las precariedades económicas municipales sean debatidas en la FELIP y tratadas en las administraciones superiores: "Se llenan la boca con la palabra ayuntamiento y... nada de nada", dijo.