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Lletra menuda

Una diversión adulterada

Algunos ayuntamientos de Mallorca parecen ir tomando conciencia de los que les está cayendo encima, tanto a ellos como institución como a la sociedad a la que se deben, con tanta fiesta desenfrenada y la introducción a través de ella de todo tipo de adicciones y dependencias dañinas para la salud, especialmente entre los jóvenes.

Si ayer era el consistorio de Llucmajor el que se desesperaba por la suciedad que se ve venir con las macro fiestas de estudiantes en s'Arenal, hoy es el de Alcúdia el que emprende la redacción de un plan municipal contra la drogodependencia. Actúa en una línea semejante a la de los talleres preventivos iniciados por el ayuntamiento de Artà.

Los extremos geográficos opuestos ya se atraen en Mallorca en asunto de drogas ,lo cual hace presumir que la dimensión del problema es mayúscula. Por eso mismo, sin amagar la preocupación, hay que estimular y saludar con satisfacción estas iniciativas municipales motivadas, sin duda, por el choque de las autoridades con la realidad.

En el último caso de Alcúdia se implican diversos departamentos del ayuntamiento y el Consell. En seis meses se tiene intención de tener listo un plan válido para cuatro años y que se moverá entre estructuras técnicas y políticas. Estos términos, de entrada, asustan un poco porque muchas veces son difíciles de traducir en resultado práctico. Pero, de lo dicho en Alcúdia se deduce que hay ideas de prevención, tratamiento y reinserción. Ojalá sirva al menos para que droga tenga obstáculos para ir a la playa, a la discoteca y al descampado usado como trampa.

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