Las campanas de Montuïri siguen tocando las horas, avisando cuando hay un funeral o algún evento especial. En otro tiempo tenían un papel más destacado, puesto que eran el reloj del pueblo que daba información a kilómetros de distancia. Servían para llamar al trabajo, para convocar a la plegaria y a la liturgia o para invitar a la fiesta... Cada misiva tenía su sonido y ritmo diferente.
En el caso de fuego, llamaban desesperada e insistentemente a fin de que los vecinos acudieran al siniestro. Cuando indicaba fiesta, el repique era alegre y pregonaba a los ocho vientos que se acercaba alguna celebración popular.
Hasta mediados del siglo pasado tocaban las Avemarías en tres ediciones diarias: mañana, mediodía y puesta de sol. También avisaban de las plegarias de los presbíteros que cantaban Maitines y Laudes, Tercia y Vespertina. Cuando era hora de ir a dormir y prevenir contra ladrones o bandidos efectuaba la queda.
Na Vanrella, sa Petita y na Maria son los nombres de las tres campanas del esbelto campanario montuïrer, de estilo gótico y que se empezó a construir el año 1552 con piedra de Son Company. Ubicada al oeste, na Vanrella es la más antigua, la mediana en volumen y la mejor conservada en calidad, función y sonoridad. Lleva una inscripción en letra gótica que reza Sic benedicat nos dextra Dei Patris et Sanctae Annae, Chrisyti mater matris (Así nos bendiga la derecha de Dios Padre y la de Santa Ana, madre de la Madre de Cristo). Tiene esculpidas cruces de Jerusalén; no obstante, no indica su fecha de construcción, si bien cabe suponer que data alrededor del año 1600.
La segunda en antigüedad es sa Petita. Lleva la inscripción Jesus, Maria, Josep et St Michael ora pro nobis. 1710. Situada al sur, sirve para tocar actualmente las horas y las medias. Está conectada al 'reloj del pueblo' que está situado en la fachada lateral de la iglesia y que es propiedad del Ayuntamiento.
La tercera y la más grande es na Maria. Su corona presenta forma de cabezas humanas. Al igual que sa Petita, puede conocerse su fecha de su fundición merced a la inscripción que, en este caso, reza Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum.1813. Pueden observarse los grabados de un dragón y un árbol, la figura de una santa (posiblemente, santa Bárbara), unos escudos, un cristo y otras figuras. Pesa unos ochocientos kilos.
En octubre de 1985 se llevaron a cabo obras de restauración de su estructura a causa de que el paso del tiempo y los fenómenos meteorológicos. Los trabajos que efectuaron los albañiles, carpinteros y herreros resultaron muy arriesgados y complicados. Supusieron un gran esfuerzo y habilidad puesto que, entre otras labores, debieron bajar las campanas hasta ras de suelo de la planta superior. Costó 392.322 pesetas.
Los sonidos actuales
Las campanas siguen funcionando actualmente para emitir diversos comunicados. Dan las habituales notas sonoras de las horas enteras y las medias. Por otra parte, cuando hay un funeral tocan a las nueve y media de la mañana del mismo día, a fin de dar la noticia al pueblo. "Toquen de mort. Qui deu ser? cuestionan quienes las oyen y que, luego, preguntan quién es el finado en las tiendas, en la calle o en el domicilio del vecino. El aviso de función litúrgica de la noche suena de nuevo -de otra forma- un cuarto de hora antes de su inicio.
El toque a difunto supuso, en otros tiempos, un ritual específico. Comenzaba dando la señal que consistía en 18 golpes con la campana sa Petita. Se distinguía si era hombre o mujer, puesto que para las mujeres solamente se daban 15 o 16 badajazos. Luego se hacían girar las campanas por separado, y finalmente, acababan las tres girando al unísono hasta que cada una cesaba por si sola.
Interior del campanario de donde cuelgan las tres protagonistas. B.G.
Para las misas de los días laborables, fiestas y domingos tocan media hora antes de su comienzo.
Finalmente, el toque de ofici indica una misa especial y el del rápido repiqueteo anuncia una efeméride determinada, como puede ser el día de la Resurrección de Jesucristo, Corpus Christi o la salida a la romería al Puig de Sant Miquel del martes posterior a la fiesta de Pascua.
Accionadas manualmente
Hasta hace un tiempo, una o varias personas subían hasta la cima del campanario para hacer funcionar las campanas con la cuerda. Era una diversión para los monaguillos. Desde hace unos años -en la época de Miquel Mascaró como ecónomo- y a causa de la edad avanzada de quien era el sacristán, Llorenç Bauçà Mas, ya no se sube al campanario. El control se realiza desde la sacristía por sistemas electrónicos.
Las últimas reformas del campanario del año 2007, incidieron en su estructura y del templo parroquial de Sant Bartomeu. Consistieron en el arreglo de la balaustrada que rodea la cúpula del campanario, de las vueltas y de las vigas de la cubierta este de la iglesia, además de la parte del tejado del templo que no se había terminado en una fase anterior, cuatro años atrás. El presupuesto ascendió a 308.742,95 euros, parte de ellos pagados por el Govern y la otra por la parroquia a base de acciones y donativos.
