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Lletra menuda

El caro capricho de Son Bosc

El pulso ha sido reincidente y largo. Se han agotado todas las posibilidades de enmienda y recurso. Después de casi una década, la Justicia...

El pulso ha sido reincidente y largo. Se han agotado todas las posibilidades de enmienda y recurso. Después de casi una década, la Justicia da carpetazo al asunto: no hay posibilidad legal de autorizar el golf de Son Bosc en la Platja de Muro. Era un empeño de mirada corta con intereses sospechosos y exceso de connivencia entre juego político y movimiento empresarial. El ayuntamiento de Muro deberá devolver cerca de medio millón de euros a la promotora por la esterilizada licencia de obras, eso aparte del eventual lucro cesante. Al dispendio del conflicto se puede sumar todavía otro medio millón en gastos de pleito.

No quedan muchos lugares en los que especular y exprimir el territorio en Mallorca, pero ya son ganas hacerlo en un lugar tan sensible y exclusivo como Son Bosc. Se obra un pequeño milagro cuando la Justicia obliga a venerar el santuario de la orquídea o el templo de las aves migratorias. Para lograrlo han sido necesarias muchas preces de denuncias y pleitos.

El Tribunal Superior concluye de manera definitiva que el interés general otorgado no puede ser determinante porque lo que impera es la norma vigente en el instante en que se otorga la licencia. Cuando el ayuntamiento de Muro abrió la puerta al golf de Son Bosc ya estaban en vigor las DOT que lo hacen incompatible con sus postulados.

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