Poco podía imaginar Damià hace una década que el artilugio que ideaba como una alternativa al tractor para labrar sus tierras y combatir las malas hierbas en la finca familiar de Vilafranca acabaría siendo de interés ni más ni menos que para aplicarlo en vehículos de exploración espacial de la NASA. Y es que la vida le ha deparado sorpresas a este ingenioso agricultor que ve ahora como es más fácil explicar su proyecto Utopus a científicos de la agencia estadounidense o en foros universitarios internacionales que haberse ganado la confianza del herrero del pueblo, o lograr una entrevista con los representantes de nuestras instituciones. Lo que está claro es que lo que se concibió como un invento para 'salvar' su tierra, igual tendrá más éxito algo más lejos, en la Luna.

Damià Bover reconoce que el proceso le ha absorbido mucho tiempo -y también dinero en patentes- durante estos años, hasta el punto de pasarse meses viajando para estudiar "hasta la paranoia" posibles mejoras de su prototipo: materiales, simplificar mecanismos, añadir funcionalidades? Comenzó a trabajar en 2008 lo que él define como "sistemas lentos robotizados accionados por energía fotovoltaica", con el objetivo de alcanzar una máquina que trabajara la tierra con energías renovables y que tuviera potencia pero se deslizara de forma ligera para no compactar el suelo a su paso. Con estos condicionantes inició su laboratorio de ideas y su taller práctico en la finca de Son Durí en Vilafranca, un espacio pionero en la isla en iniciativas de agricultura ecológica. Así nació la tecnología Utopus.

El resultado fue una máquina de labrar que funcionaba de forma autónoma con unas placas solares y que tenía una particularidad que no ha pasado desapercibida: la tracción se realiza gracias al punto de apoyo de crampones articulados que se clavan en el suelo y permiten el movimiento sucesivo entre el bastidor delantero y el trasero. Bover explica que el resultado en cifras es que "un tractor pesa una tonelada y tiene potencia para levantar un 60 por ciento de esa tonelada, los sistemas push-pull que actualmente tiene la NASA permiten alcanzar un 80 por ciento, mientras que mi sistema puede mover cuatro veces su peso".

A partir de esos resultados no es difícil imaginar que el invento comenzara a despertar la curiosidad cuando se presentaba en universidades y empresas alemanas, o cuando llegó a la agencia espacial americana o a la ISTVS -la sociedad internacional de sistemas para vehículos de terreno-. Esta sociedad invitó a Bover a uno de sus congresos en Detroit el año pasado y también presentaron el proyecto a representantes de la NASA, que al conocer los detalles del sistema ideado le desvelaron que ellos estaban trabajando en algo prácticamente igual. "Cuando me enseñaron su vehículo me quedé de piedra, porque era casi idéntico, pero con una gran diferencia: su tracción push-pull se obtiene elevándose y bajando, por lo que no es tan eficiente como la mía, que se desliza".

Los científicos americanos explicaron a Bover que están trabajando en el estudio de sistemas articulados que permitan desplazarse y que no se encallen en determinadas superficies granuladas, o que puedan subir pendientes: "Sus robots se quedan atrapados, y con el sistema convencional de ruedas saben que será imposible mover máquinas pesadas para hacer una excavación o un desmonte en la Luna o en Marte". Y aquí es donde entra en juego el sistema Utopus y el uso de crampones hasta el punto que le plantearon si el robot mallorquín podría ascender una montaña con un recorrido de 300 metros con un 30 por ciento de pendiente. La solución la encontró rápido Bover, y en Son Durí, junto a la carretera de Manacor, grabó un vídeo para la NASA -todos los ejemplos están en la web sedewa.com- demostrando que su artilugio superaba esa prueba sin problema.

A partir de ahí surgen numerosas aplicaciones que un robot accionado con este sistema podría realizar para usos civiles, como trabajos en playas, accesos a zonas montañosas para rescates o incendios, y otras utilidades que asegura que todavía están en fase de estudio. Lo que tiene claro el padre del sistema Utopus es que su invento o algo similar tiene futuro. O, como le dijo una multinacional, "esto es el futuro".