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Felanitx

Maimó, el artista de las higueras

Como las vidas o el arte, sus ramas se entrelazan, un laberinto a simple vista que cada uno resuelve de una forma diferente

Andreu Maimó trabajando con la Erasmus Sutter en su taller de Felanitx. anabel ruiz

Son ramas de higuera entrelazadas entre sí. A simple vista parece un laberinto que cada uno resuelve de una manera diferente. Si es que llegan a aclararse. Este entresijo fue la fuente de inspiración del artista felanitxer Andreu Maimó mientras paseaba por foravila. "Las higueras representan una metáfora de la vida, en el que aparece el sufrimiento, heridas abiertas, decisiones equivocadas, y triunfos", apunta. Una pequeña muestra de sus obras gráficas se expondrá el próximo mes de noviembre en el Museo de Mallorca titulada Paisajes con higueras.

Es la historia de superación de un artista que desde muy pequeño tuvo que luchar y trabajar muy duro para conseguir su sueño: poder dedicarse al arte de manera profesional. Despuntar en la pintura, cerámica, escultura, grabados, litografías y xilografías no le fue suficiente. Con 70 años a sus espaldas, comenzó a dedicarse profesionalmente al arte hace relativamente poco, en el año 2000. "Fue cuando encontré mi propia personalidad artística". Hasta entonces, ha trabajado en la hostelería para mantener a sus dos hijos, Xisco y Maria. Se define como un hombre solitario e inseguro. "Nunca sé cuando una obra está acabada", confiesa mientras observa sentado en un banco de madera una de sus obras.

Pequeños pasos

Muchas piedras o ramas ha encontrando a lo largo del camino. Obstáculos que él solo ha sabido sobrepasar. Desde niño despuntó en el mundo de la pintura -como su padre-. Comenzó a cursar una asignatura de dibujo técnico en la escuela y con 15 años intentó ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, pero suspendió el examen de acceso. "No es fácil que te digan que no vales", confiesa Maimó. Un traspunte que le ayudó a coger más impulso para definir su "personalidad artística".

Comenzó su carrera en solitario en los años 70. "En aquella época era muy difícil dedicarse al arte porque había muy poca información", comienza a contar el artista bajo la sombra de una higuera en el patio de su casa. "Vivir en Felanitx -y no en Palma- y no juntarme con artistas, ni ir a sus exposiciones supuso un gran freno en mi carrera"; una decisión de la que no se arrepiente. "Mi camino iba hacia otra dirección".

Xilografías, autoretratos o la escultura de una higuera. Todo cabe en el taller del artista. A. RUIZ

Tal vez por los caminos de Son Negre o de Felanitx. Después de caminar horas y horas por foravila, Maimó vio en las higueras y las viñas su sello personal para explicarle al mundo sus sentimientos más profundos que nunca se atrevió a verbalizar. "Es un árbol fuerte, con mucha personalidad, que a través de sus ramas intenta expandirse y crecer. Pero aparece el ser humano, y cada año lo poda. Es el ciclo de la vida".

Obra gráfica

Con una máquina del año 1898, Maimó traspasa a la piedra y la madera, y posteriormente al papel, sus bocetos más profundos. Su principal herramienta de trabajo: una Erasmus Sutter. Una máquina alemana de coleccionista que solo unos pocos privilegiados conservan. "Tuvimos que trasportarla a escondidas del gobierno alemán", explica el artista. "La introducimos dentro de un camión desmontada con otros muebles para que no la vieran".

"Lo que más se vende actualmente son las xilografías porque son obras que llegan a todos los bolsillos -oscilan entre los 50 a los 1.000 euros-" apunta Maimó. La xilografía es una técnica que nació en el siglo VI en China, en la que se estampan imágenes en una madera, a diferencia de la litografía, que lo estampa en piedra calcárea.

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