El inicio de la temporada ha deparado una desagradable sorpresa para los vecinos de Costa de la Calma (Calvià) y los turistas que se han acercado a dos pequeños arenales de la zona para darse los primeros baños. Sin apenas arena, con acumulaciones malolientes de algas y sin conservación ninguna, las playas de Cala Blanca y Monte de Oro aparecen a día de hoy impracticables para los usuarios.

En el caso de Cala Blanca, se trata de un pequeño arenal en un entorno urbano, muy frecuentado por los clientes de un hotel cercano así como por residentes. En anteriores temporadas, se trajo un cargamento de arena para aposentar este tramo.

Pero, después del invierno y los diferentes temporales, se quejan los vecinos, no queda ni rastro de esa arena y la acumulación de piedras hace difícil que alguien pueda extender su toalla para tomar el sol.

El escenario se repite en otra playa cercana -la de Monte de Oro-, con una superficie mayor que la de Cala Blanca: 1.000 metros cuadrados. Según la información que publicita el Ayuntamiento en su web, la playa es de arena, aunque en verdad un amplio manto de algas estancadas se ha adueñado de la teórica zona para los bañistas. Vecinos de Costa de la Calma reclaman una conservación adecuada de estos arenales, para no tener la sensación de ser "ciudadanos de segunda".