En la serra de Tramuntana se lo están planteando o lo tienen ya en avanzada fase de implantación y en el Migjorn comienzan a ponerlo en práctica de manera efectiva y todo hace pensar que irreversible.
El acceso restringido en vehículo a los lugares naturales de Mallorca escasos de aparcamiento, frágiles en su propia estructura o problemáticos en cuanto a la convivencia del turista con el residente, es una realidad a partir de esta temporada y se incrementará, seguro, en la próxima.
Ya se ensayó en la anterior sin demasiados traumas. Ayer quedaron cerrados a conductores visitantes los accesos a Cala s´Almonia y el Caló des Moro en la costa de Santanyí. No hubo dificultades especiales porque la Policía Local desplegó la información y el diálogo antes que la sanción y la afluencia fue más bien escalonada.
También porque los residentes saben que cualquier solución es mejor que el bloqueo anterior. Casi 1.300 multas se pusieron en estos puntos desde junio a septiembre pasado. Es la estimación del problema. La alternativa llegará vía bus lanzadera, un medio de transporte estrenado el año pasado en Es Trenc y que en muchos lugares pasará a ser solución de compromiso para una isla ocupada por el ocio, amante solo de su litoral y privada de transporte público en sentido pleno.
En la Mallorca en que nada se planifica ni previene, la saturación seguirá creando problemas con soluciones provisionales que serán recibidas de forma muy desigual, con predominio de la conveniencia antes que la necesidad o la valoración objetiva.
