El centenario comercio de panadería y pastelería Can Guixe, situado en la calle Estrella de Inca ha echado el cierre y el local está disponible para alquiler. En este lugar es donde comenzó su andadura la firma que posteriormente se conocería como Quely.

Cabe explicar que la conocida empresa galletera continúa su actividad al margen de dicho establecimiento. Gabriel Coll, consejero delegado de Quely explica que "las tiendas fueron traspasadas hace cinco años a un explotador. En esos momentos la crisis era muy fuerte y era preciso afrontar inversiones". Por esa causa se produjo una negociación con la persona que se encargaba de las tiendas entonces, Juan José Cosano, y se acordó el traspaso de dicha división.

Cosano explicó ayer a Diario de Mallorca que explotó directamente con su propia empresa dicha tienda junto a otras de la antigua matriz de Can Guixe pero que "desde hace un tiempo el negocio no rendía lo esperado". Por esa razón hace un mes comunicó a Quely, que aún es propietaria del edificio, que dejaba el local.

No obstante, Cosano continúa explotando la pastelería situada en el barrio de Crist Rei, que también formaba parte con anterioridad de las tiendas de Quely.

En principio hace un mes se cerraron las puertas del comercio de la calle Estrella y se colocó un cartel donde se explicaba a los clientes que se cerraba para proceder a reformas. No obstante, esta semana pasada se colgó otro rótulo en el que se anuncia que el local se alquila.

Tradición

De esta forma, si no hay ningún profesional interesado en reabrir el negocio, finalizará una larga tradición hornera en el descrito local de la calle Estrella de Inca.

En ese mismo lugar comenzó el negocio de la mano del fundador de la saga de horneros Jaume Doménech Borras. El horno original de la familia Doménech se encontraba en la misma calle, en la esquina con la calle Pau y en el local, ahora cerrado, se hacía la venta de pan, otros productos de pastelería y las famosas galletas de Inca que han hecho famosa a la familia.

El cierre del emblemático comercio supone un golpe a la tradición del lugar, una calle en la que poco a poco están cerrando otros comercios centenarios.