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La posidonia puede más que la presión

No todo está perdido. Supone un cierto alivio comprobar que la alta presión urbanística y humana que pesa sobre la playa de Cala Millor no es suficiente para marcar un proceso de retroceso del lugar y deteriorar su línea marítima y la calidad de la arena. Con ello no queremos decir, ni mucho menos, que se puede construir más en las inmediaciones y que, en el supuesto de que quedara espacio entre hamacas y sombrillas, fuera aconsejable una mayor aglomeración de bañistas, paseantes y demás especies humanas proclives al sol. Con todo, también hay que recordar que el sistema dunar de Cala Millor ya está perdido para siempre. Lo único que ha salvado el punto más atractivo del perímetro costero de Sant Llorenç y Son Servera es su alta capacidad de regeneración natural atribuida, en gran medida, a la buena salud y abundancia de las praderas de posidonia próximas. Los temporales naturales y humanos se contrarrestan de esta forma. Los técnicos se atreven incluso a decir que la playa está mejor hoy que hace 60 años, cuanto permanecía virgen y solitaria. Es una conclusión documentada, que no nos atreveremos a contradecir ante los especialistas pero, cuando menos, deberían admitirnos el asombro y aceptar que la buena nueva lleva anexo el peligro de tener un efecto llamada -todavía más- sobre el lugar. Deberían tenerlo en cuenta los hoteleros y los ofertantes de alquiler vacacional para no sucumbir bajo los efectos de una sobredosis de éxito. Qué no se olvide lo que ocurre en lugares próximos del Llevant, como Cala Agulla o Cala Mesquida. Al buen diagnóstico de la playa de Cala Millor se ha llegado a base de un control permanente y un seguimiento fotográfico continuado. Por lo visto, este punto costero motiva a más objetivos y cámaras que una afamada estrella de cine. Es el trabajo que hace el SOCIB bajo los auspicios de las administraciones central y autonómica y con unas técnicas que, aseguran, no tienen nada que envidiar a las que se aplican en Australia y Estados Unidos en control costero. Cala Millor también responde a su nombre, a su topónimo, en este sentido.

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