n Durante la campaña de excavación de este año en la cueva del Camp del Bisbe, en Sencelles, se han abierto nuevos y recónditos espacios que albergaban restos inesperados. Todos ellos del mismo período que el resto de objetos recuperados hasta ahora: de la Edad del Bronce (aproximadamente entre el 1400 y 1000 A.C.

Se trata de una cueva funeraria que, desde hace cuatro años, ha sorprendido por la gran cantidad de objetos asociados a restos humanos, especialmente botones de marfil que se cree que formaban parte de sudarios o ropa de los difuntos.

Pero lo más sorprendente para los arqueólogos ha sido la gran cantidad de cereal que se está encontrando, algo inédito en Mallorca hasta la fecha, no sólo en la necrópolis sino tampoco en los poblados de dicha época.

Durante la campaña de este año se ha completado la excavación de la mayor de las tres salas que configuran la cavidad. Los arqueólogos, que dirigen Lua Valenzuela y Beatriz Palomar, han denominado a este espacio como la sala de los botones, por ser el lugar donde han aparecido de forma mayoritaria.

Lo más destacable ha sido la aparición de un espacio recóndito justo en la entrada a la sala de los botones que albergaba una gran cantidad de cereal carbonizado. Una cantidad que supera la hallada hasta el momento. El cereal se había mantenido junto a grandes contenedores de cerámica donde fue almacenado: toneles y grandes ollas de cerámica.

Un segundo aspecto novedoso ha sido la aparición de numerosas mandíbulas de toro, oveja y cabra en la antecámara de la cueva, junto a recipientes cerámicos y herramientas confeccionadas con hueso de animal.

Beatriz Palomar explica que "aunque hay que ser cautelosos a la espera de poder realizar estudios profundos de los materiales, valoramos la posibilidad de que en la zona de la antecámara se pudieran realizar algún tipo de rituales funerarios, tal vez en forma de comida, hecho que explicaría la concentración de mandíbulas".

No obstante, una parte de la antecámara también se usó como depósito secundario de huesos humanos cuando la sala principal quedaba pequeña para albergar nuevos difuntos. Se habilitaba espacio trasladando los restos más antiguos a un lateral de la antecámara.

Una comunidad próspera

Los arqueólogos no tienen duda que están ante una comunidad próspera. Hasta la actualidad se habían documentado restos de cereal de forma aislada en algunos yacimientos. La aparición en grandes cantidades en el Camp del Bisbe permite hablar, al menos para la zona del Pla, de un cultivo cerealista de carácter intensivo y diversificado. Se han encontrado variedades de trigo y cebada diferentes así como habas y forrajeras. "es decir, que eran previsores ante posibles afecciones de la cosecha pues unas variedades eran más resistentes que otras", explica Beatriz Palomar.