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¿Se puede innovar lo nuevo?

Las neofiestas como el Much de Sineu -iniciada hace 14 años- se han convertido en multitudinarias celebraciones que empiezan como una broma y acaban instaurando un conjunto de ritos que pueden ser más o menos intocables al cabo de poco tiempo. Joan Munar, presidente de la Confraria Muchal Foundation, cuenta entre risas que en su caso "hay cosas iguales cada año, pero todas las aportaciones son bienvenidas con una condición: que no tengamos que encargarnos de nada los organizadores. Nosotros vamos con la ley del mínimo esfuerzo, simplemente nos lo queremos pasar bien". El único temor que tienen es el de morir de éxito: "La verdad es que impresiona ver como ha crecido y nosotros no podemos gestionar 10.000 personas, por lo que necesitamos la ayuda del ayuntamiento. Este es el cambio más grande que hemos vivido desde los inicios: que estamos más apretujados". Lo curioso del Much es que lo que empezó como un pasatiempo ha derivado en todo un símbolo de referencia de Sineu: "Los niños tienen al Much como un personaje importante y en el pueblo el color rosa ahora es color Much". B.N. Alaró

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