La sala de plenos del ayuntamiento de Llucmajor acogió ayer el acto de entrega del diploma que acredita al tradicional Sermó de l'Enganalla como Fiesta de Interés Cultural (FIC). La declaración, aprobada por el Consell de Mallorca el pasado mes de mayo, reconoce el valor patrimonial y cultural de este discurso pronunciado el día de Pascua en el convento franciscano de Sant Bonaventura. El diploma fue entregado por el vicepresidente primero y conseller insular de Cultura, Patrimonio y Deportes, Francesc Miralles, al alcalde de Llucmajor, Bernadí Vives.

Por su parte la concejala de Cultura municipal, Adelina Gutiérrez, destacó que este reconocimiento debe servir para "dar a conocer y difundir esta joya que sentimos tan llucmajorera" a la hora que agradeció la tarea de Miquel Sbert, ponente del expediente técnico sobre el Sermó.

Sbert, autor también del libro El Sermó de l'Enganalla, una festa d'interés cultural, que se repartió entre los asistentes al final del acto, destacó que "es una demostración clara de patrimonio inmaterial" y lo tildó de "minimilagro" porque es una fiesta viva que hace que el convento franciscano se tenga que abrir a las 7,30h. porque se llena de gente que no quiere perdérselo.

Según Sbert, el sermón reúne los elementos más importantes del folclore "la dinámica agonística y los elementos verbales y no verbales". "Hemos recibido el sermón de nuestros antepasados y lo deberíamos legar a nuestros sucesores".

El conseller Miralles lanzó un mensaje sobre la importancia de su identidad, mientras que el alcalde Vives se mostró "muy orgulloso porque una joya de la cultura haya sobrevivido y siga siendo cita obligada" por los vecinos del municipio. También agradeció el impulso que dio a la declaración del anterior consistorio en 2015.

Según el informe elaborado por el consejo asesor de Cultura Popular y Tradicional de Mallorca, el nombre de enganalla proviene de la simulación de duelo que hacen el organista y el predicador, que tratan de engañarse mutuamente: "El predicador hace todo lo que puede para terminar el sermón cuando menos lo piense el organista, y éste hace también lo posible para engañar al predicador poniéndose a tocar el órgano cuando el sermón está en las últimas".

El consejo de Cultura Popular reconoce el innegable carácter vivo y dinámico del Sermó, que "no es nunca el mismo sino que depende del ingenio de los protagonistas" y asegura que el hecho de que desapareciera del resto de Mallorca y que disfrute de una vigencia plena en Llucmajor, "hacen que sea un elemento singular del patrimonio inmaterial de Mallorca, que hay que salvaguardar para las generaciones futuras".