Han pasado casi 80 años desde que Honorat Trias y su hijo Jaume Trias, 'Norats', abandonaron Mallorca camino del exilio en Argel. Lo hicieron después de haber pasado más de trece años escondidos en las montañas la Serra de Tramuntana, especialmente entre Coanegra y la Comuna de Bunyola. Tuvieron que huir de su casa de Santa Maria tras el estallido de la Guerra Civil, en 1936, y hasta 1949, cuando marcharon camino del exilio, vivieron escondidos en los bosques.

Aunque en principio pensaron que su huida sería por pocos días o semanas, durante esos trece años y cinco meses sobrevivieron gracias a la ayuda de numerosas personas, sobre todo de Santa Maria y Bunyola, que ayer también fueron homenajeadas.

Su historia de supervivencia en las montañas fue guardada en secreto durante décadas por muchos de los que, arriesgando su vida, les ayudaron dejándoles comida y otros suministros en lugares acordados. A pesar de los numerosos intentos del poder franquista por capturarlos, con constantes batidas de falangistas de Santa Maria y Bunyola, nunca lo consiguieron, lo que contribuyó a convertir la de los 'Norats' en una historia casi legendaria.

Entrevista

El historiador y expolítico Mateu Morro, que entrevistó a Jaume Trias en Eivissa a principios de la década de 1980, ha publicado varios trabajos sobre ellos. Años más tarde recuperaría su historia en el libro Muntanyes de Coanegra Muntanyes de Coanegra(Documenta Balear, 2010).

En 1949, los Norats escaparon a Argel, y años después acabaron residiendo en Santa Eulària des Riu (Eivissa), desde donde regresaron en varias ocasiones a Mallorca. Honorat Trias murió en esta localidad ibicenca en 1981 y su hijo Jaume, en 2003.

En 1982, Santa Maria ya les había rendido homenaje con un acto al que asistió el propio Jaume Trias y en el que la emoción le impidió pronunciar las palabras que había preparado. "Sin ayuda, no hubiésemos resistido", había declarado en una entrevista años después. Jaume Trias explicó su historia a Mateu Morro: "Recorrimos toda la Serra. Pero siempre nos gustó más el trozo de Bunyola y Santa Maria, ya que era donde conocíamos a más gente, allí donde siempre teníamos información".

Por ello, el homenaje que ayer organizaron los ayuntamientos de los municipios vinculados a la leyenda de los 'Norats', además de para preservar su memoria, también iba dirigido a las personas que les ayudaron durante los años que pasaron escondidos, en ocasiones arriesgando sus propias vidas.