De la dureza del cemento y el asfalto a la permeabilidad de los espacios abiertos al agua y a la expansión vegetal. En medio de todo ello, se supone, mayor calidad humana y atractivo turístico de nuevo cuño.
La reconversión del Plan General de Calviàafronta la segunda reconversión de Magaluf -palabra totémica para millones de europeos que la asocian con diversión y alcohol- dando por supuesto que la primera está conclusa y que ha sido efectiva, lo cual es mucho suponer, sobre todo cuando Punta Ballena sigue siendo capítulo aparte nuevamente postergado.
En este segundo plan de liberalización de Magaluf se fía casi todo a la Marina y a su potencial regenerador como gran zona húmeda menos restringida en accesos del agua que le es propia y ayudada por el nuevo plantel de árboles para el Passeig Marítim. Otros alcaldes, también socialistas como el actual, soñaron con una Marina repleta de canales, embarcadores de yates y chalés de lujo. Un Miami a la mallorquina.
El primer edil sostiene que hay que extender una mirada de luces largas. Sería mejor de horizonte amplio y nítido ya que hablamos de reconciliación -parcial y casi simbólica, no se entusiasmen- con el medio natural. La primera operación consistirá en privar de la exclusividad del tráfico a las calles Galió y Blanc. El camino de sa Porrassa también se diluirá en beneficio de otras rutas menores. Es, en términos generales, un intento de volver al pasado para camuflar los excesos del presente.
