Sa Calobra, Cala Varques y es Trenc son tres paraísos únicos en Mallorca que pueden salir muy caros al visitante. Los problemas de saturación, sobre todo durante los meses de julio y agosto, han obligado a los respectivos ayuntamientos de Escorca, Manacor y Campos a tomar medidas drásticas para frenar la llegada de visitantes y sobre todo para regular el caos de vehículos aparcados en sus proximidades.

El último consistorio en tomar medidas ha sido el de Escorca, que esta misma semana ha decidido implantar la ORA en las inmediaciones de sa Calobra. Y hacerlo además de marzo a octubre: 0,50 euros por 30 minutos, 2 euros por tres horas y 5 euros por todo el día.

La zona azul se extenderá también a Cala Tuent. Además el número de autocares que podrán bajar a la emblemática cala se reducirá a 35 al día. Y todos ellos tendrán que registrarse con antelación y pagar una tasa de cinco euros por viaje.

El verano pasado se llegaron a producir concentraciones de hasta 50 autobuses aparcados a la vez en sa Calobra. Y esos problemas de saturación son los que precisamente quiere evitar la nueva ordenanza del municipio de la Serra de Tramontana, gobernado por el PP. Lo que no puede regular el municipio es el fondeo de barcos en la cala, masificado también y frecuentado por yates de grandes esloras por la gran profundidad de sus aguas. En el verano de 2014 Bruce Springsteen visitó la cala a bordo del Rising Sun, un súper yate que supera los 130 metros de eslora.

Cala Varques, en el municipio de Manacor, es el otro paraíso amenazado por los problemas de la saturación. El Govern ha anunciado que este verano entrará en funcionamiento un bus lanzadera pensado expresamente para transportar bañistas hasta el arenal virgen. Todavía se desconocen las tasas y el precio del billete. El nuevo servicio se pagará con dinero de la ecotasa y su objetivo es acabar con la saturación de vehículos en los accesos, donde en la temporada alta de 2015 se llegaron a imponer mil multas de 200 euros cada una.

Es Trenc, en el municipio de Campos, el último gran arenal sin urbanizar de Mallorca, puso en marcha el verano pasado un servicio de buses lanzadera desde sa Ràpita a ses Covetes para intentar evitar el colapso de vehículos. Estos microbuses que acercaban a los visitantes hasta la playa conectan con otras líneas de la red pública. Funcionaron, pero no evitaron el colapso de vehículos en la zona azul de ses Covetes, cuyo acceso tuvo que ser clausurado en muchos momentos del día por seguridad y donde el usuario paga 6 euros al día por aparcar en zona azul, lo mismo que en el parking de ses Arenes. Ahora el Govern diseña una reestructuración de los accesos y de los aparcamientos. Y lo hace en el marco de la declaración de parque natural para esta zona, un proyecto que va con retraso y que ya ha puesto en alerta a los grupos ecologistas.