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Lletra Menuda: Comunicación y oportunidad, por Llorenç Riera

Los responsables académicos del instituto de Santa Margalida no supieron evaluar la oportunidad ni la eventual justificación de permitir la presencia de Valtònyc en las aulas del centro. La polvareda levantada con la intervención del rapero condenado por la Audiencia Nacional, ante los estudiantes de primero de ESO, era previsible. La disertación de Josep Miquel Arenas frente a los escolares sirve, en todo caso, para estudiar cómo reacciona la sociedad ante un personaje controvertido, calibrar los límites de la libertad de expresión, el modo en que se entromete la política en ella y la disfunción entre valoración pública y resolución judicial. Pero éstas son materias de grado o master específico de especialización antes que asignaturas elementales para alumnos de 12 años.

La práctica de comunicación y lenguaje que alega el director del instituto y la iniciativa asignada a los propios escolares se antojan fuera de lugar, pretexto inconsistente, o por lo menos con protagonista errático. Resulta comprensible que los adolescentes sintieran atractivo y curiosidad por un rapero en la cresta de la polémica como Valtònyc pero su iniciativa pilló a los profesores en el patio de recreo y sin los deberes de la realidad imperante realizados.

La evaluación final del asunto es un verdadero problema de comunicación y lenguaje creado, en vez de la lección práctica pretendida. Confusión, investigación y susto en lugar de pluralidad y calma.

La dirección del centro de enseñanza secundaria ha abierto en exceso los canales del enfrentamiento y el derribo político que concentra demasiadas miradas sobre el instituto en tiempos controvertidos de evaluación permanente para la enseñanza.

Sobre todo, cuando están al acecho alcaldes como Joan Monjo, colectivos de tentación integrista y agrupaciones poco amigas del consenso y el diálogo.

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