Haz lo que quieras, pero que no se vea. Hay que guardar las formas de cara a la galería. Las medidas de disuasión frente al consumo de alcohol aplicadas por el ayuntamiento de Calvià se quedan en lo superficial, en la estética y por eso, en el mejor de los supuestos, tendrán una eficacia muy limitada.
Por algo se empieza, pero no basta con actuar en la calle y desmontar el escaparate. A la prohibición de consumir alcohol en la vía pública se suma ahora la de exhibir y promocionar la bebida en el mismo ámbito. El "turismo de excesos" no quedará erradicado de esta forma.
Permanecerá concentrado en locales y reclamos de "todo incluido". Calvià no lava imagen, solo pone cortina al chiringuito. El municipio tiene la necesidad de presentar un modelo turístico de calidad incompatible con el de borrachera que ha divulgado en toda Europa.
