"No me defino ni como voluntaria ni como cooperante. Soy, simplemente, viajera. Al final, quien más recibe soy soy. Lo gratificante que es todo esto es extraordinario, aprendes de ellos, los valores que te transmiten, te hacen sentir de los suyos. Mientras haya gente solidaria me ofrezco para ir y venir, sin descartar la posibilidad de constituir en un futuro próximo una asociación o ONG". Así se expresa Catina Roca Soler (Manacor, 1982). En estos momentos se encuentra en Tanzania, prestando ayuda.
En su Facebook, Catina Panda, cuelga a diario fotos y textos. El rostro sonriente de ella y de quienes le rodean hablan por sí mismos. Partió el pasado día 3 y tiene previsto regresar a Mallorca el 27.
Entrevista por Diario de Mallorca antes de viajar a África, comentó, cerca de la conocida pastelería familiar Can Roca (fundada en 1931), que su trabajo actual es de educadora social en la Fundació Minyones (centro de protección de menores). Como turista, en los años 2010 y 2014 ya visitó Tanzania, "en plan turismo rural, conocer pueblos y ciudades y cultura". En 2015 pidió un periodo de excedencia en su trabajo. Exactamente, desde septiembre de 2015 hasta marzo de 2016 permaneció de nuevo en Tanzania.
A la pregunta de qué es lo que le cautiva de este país africano, contestó que "su cultura y su gente, la naturaleza, el idioma suajili, el ritmo y la tranquilidad, su manera de vivir, la bondad que transmiten los niños, su espontaneidad y libertad, lo mucho que se ayudan entre ellos, etc.".
En cuanto al ritmo, admite que "es diferente, todo va mucho más lento, la filosofía es vamos a salvar el día de hoy y mañana ya veremos, hay cierto miedo al cambio, de hecho para conseguir un cambio se necesita mucho tiempo". Eso sí, sobresale "la humildad, se conforman con su situación, son felices pese a pasarlo mal, no tener caprichos ni a veces aceite para cocinar, hay una gran colaboración, reservarán lo mejor para los invitados, sus valores son tremendamente buenos, te hacen sentir de los suyos, se hacen querer y quieren mucho".
El pueblo de destino es Mto wa Mbu (río de mosquitos), más cerca de Kenia que de la capital Dodoma. Y el servicio protagonista de la ayuda solidaria: el orfanato Amani (paz). Si en 2009 se sumaban unos 10 niños, ahora 40, de entre 3 y 14 años. Niños que han sido abandonados, sus padres han fallecido o tienen problemas, etc. La esperanza de vida en el país no llega a los 70.
De los 40 niños que hay en el orfanato, 8 están apadrinados y pueden acudir a un colegio de cierto nivel. Las colaboraciones de la ciudadanía resultan fundamentales para que el futuro de los más jóvenes sea digno.
Cabe apuntar que, años atrás, ella ya pariticipó en unas Estades solidàries promovidas por la UIB, viajando a Nicaragua en 2009 para llevar a cabo un censo de personas con discapacidad en Totogalpa, desarrollo de dinámicas con jóvenes, acciones de prevención, etc. A su vez, en 2010, nuevamente en el marco de unas Estades solidàries, se desplazó a Ecuador, focalizando esta vez su intervención en el programa De tal palo tal astilla, en escuelas públicas: cursos para utilizar ordenadores, jornadas de puertas abiertas, etc.
En estos momentos, dice estar contenta al poder compaginar su trabajo "con cosas que también me gustan, como ayudar a la sociedad, y me gustaría poder seguir así".
Echar un vistazo a su Facebook, Catina Panda, representa toda una declaración de intenciones de una mujer que desprende vitalidad, optimismo y entrega. En su reciente llegada al pueblo africano fue recibida con baile y su canción favorita. Llama la atención la cantidad de iniciativas que detalla, una de ellas, por ejemplo, la colocación de nuevas mosquiteras.
El pasado jueves, desde Mto wa Mbu, Singida, Catina escribió: "Desde que llegué no hemos parado de hacer cositas para facilitar la vida a estos peques y a quienes les cuidan de manera altruista. Hemos aportado material básico de limpieza, comida y pagado algunas deudas pendientes. Hemos pasado la revisión de los extintores, renovado los uniformes escolares de los alumnos de la escuela pública Baraka, entre otros. Estamos a la espera de dos mesas y cuatro bancos para que todos los niños puedan apoyar su plato y no tenerlo en el suelo como hasta la fecha. Hemos comprado nuevas sillas para sustituir las rotas, reparado dos de las duchas de las habitaciones de los niños y cambiaremos uno de los váters que está roto y por lo tanto, es portador de enfermedades. Mejoraremos también el sistema de agua a fin de que ésta llegue a todos los grifos y renovaremos la cocina con dos estufas con salida de humo... Cada día nos reunimos y valoramos nuevas necesidades, y gracias a vuestra aportaciones se pueden ir cubriendo y realizando mejoras. Poco a poco mejoramos el Amani Children´s Home. ¡Gracias por hacer posible estas sonrisas con vuestras valiosas aportaciones!, ¡Viva la solidaridad!".
Los comentarios de la gente, en el Facebook de Catina Panda, constatan el enorme respaldo a toda esta gran labor que la manacorina viene llevando a cabo con transparencia y responsabilidad: "¡Son imágenes -en alusión a las fotos y vídeos- que alegran el día a cualquiera!", "ver estos niños tan felices es extraordinario lo que haceis", "estas caras de felicidad lo dicen todo, eres una valiente Catina tú y tod@s los que haceis posible esta gran ayuda".
La foto de ella con una ternera va acompañada del siguiente texto: "¡Mi nieta! La hijita de la Catina M´gombe (vaca Catina). She loves me". Y ayer, por la tarde, nueva instántanea con mensaje: "¡Volviendo a casa después de una entrevista para Yakini English School! Muy cansados pero contentos de que gente maravillosa se haga Sponsor de un niño y le ofrezca una educación de calidad. Ahora Yohana tendrá más posibilidades de futuro. ¡Pole pole, casi ni nzuri! Honguera Yohana". Sin lugar a dudas, la formación es clave.
