El ‘calvianer’ conductor, en el ondular perpetuo de su vehículo, ya sabe desde hace tiempo que su municipio es tierra de badenes. Lo saben, sobre todo, los que van cada día en coche desde El Toro o Son Ferrer hasta la autovía de Palma, a través de sa Porrassa. La administración ve en este sistema la mejor manera de reducir la velocidad de los conductores, sin tener que instalar un semáforo, una opción que es siempre más costosa. Recientemente, el universo del badén se ha ampliado con un nuevo integrante, que no desmerece a sus predecesores. Con una altura de unos 24 centímetros, ha despertado las críticas de la oposición popular, que sostiene que no se ajustan a la normativa.
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