Los ayuntamientos de Mallorca han tenido en los últimos años, por lo general, tendencia a realizar obras de gran envergadura, vistosas, con impacto para la ciudadanía y un toque de modernidad que ha permitido lucir una gestión inmediata que no siempre se puede traducir en logros estables para el mañana. Ha sido el tiempo de las piscinas, los pabellones deportivos, los teatros y las auditorios, las plazas renovadas por el capricho del dinero de todos antes que por la necesidad. Se ha reparado poco en la previsión de usos y en los presupuestos de mantenimiento. Así, muchos de estas realizaciones hoy ya languidecen con más pena que gloria y pugnan en una competencia absurda con el equipamiento clónico del pueblo vecino. De coordinación, nada.
Mientras se levantaba el edificio brillante para cautivar electores, las obras de infraestructuras más básicas y también más imprescindibles quedaban marginadas por falta de impacto aunque estuvieran revestidas de necesidad imperiosa. A los cargos municipales electos les gusta poco el silencio y el trabajo discreto.
Las últimas lluvias han hundido un sector de la calle Clova de Muro y se han acentuado los problemas de alcantarillado y abastecimiento de agua que no constituyen novedad alguna en el lugar. Los vecinos se inquietan, actualizan sus quejas, pero el Ayuntamiento no parece especialmente preocupado. Ha adjudicado obras de mejora por importe de 192.000 euros a cargo del Plan de Obras y Servicios del Consell y todos tranquilos. Además, quien no se consuela es porque no quiere. Las "fuentes municipales" recuerdan que "otros pueblos del Pla y la Serra" están peor. Cierto. Muro "solo", entre el 30 y el 40%. Pero ya se sabe, mal de otros consuelo de?
