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Hospital de Manacor

El hospital que unió la Part Forana

Este año se cumplen tres décadas de una de las mayores manifestaciones de la isla que reunió a más de 10.000 personas

Aunque este año se celebren también los veinte años de la inauguración del hospital de Manacor, es preciso retroceder una década más, hasta 1987, para comprender cómo se gestó realmente todo; cuando varias comarcas se sublevaron para conseguir lo que en principio parecía imposible: que el segundo centro sanitario público de Mallorca, que estaba a punto de ser designado por el Ministerio de Sanidad (las competencias no estaban aún trasferidas), no se construyera de nuevo en Palma, sino que se situara en la parte este de la isla para que así, por ejemplo, un enfermo grave de Capdepera, Artà o Felanitx, no tuviera que perder tiempo y salud en una ambulancia a más de 50 kilómetros de un hospital.

Hace 30 años el periodista Antoni Tugores era el director de la revista 7Setmanari de Manacor. Él, junto a los responsables de las otras publicaciones del municipio en aquellos momentos: Perlas y Cuevas, Manacor Comarcal y Porto Cristo se pusieron de acuerdo para presionar y lograr, mediante editoriales conjuntas y una misma opinión sobre el tema, que la decisión fuera favorable. "Todo sucedió en tan solo once días desde que lo acordamos hasta el día de la manifestación", recuerda.

"Sabíamos que el Insalud quería construir tres nuevos hospitales en España, y uno de ellos sería en Mallorca. También conocíamos que diversos informes técnicos lo situaban en Palma, donde ahora está Son Llàtzer... pero la decisión política no estaba tomada, así que debíamos ser muy rápidos para conseguir revertir la situación". Por eso acto seguido se creó la Plataforma ProHospital de Manacor, se fueron publicando manifiestos unitarios, se creó una comisión de seguimiento y se empezaron a movilizar apoyos, tanto de asociaciones de toda clase como de políticos de cualquier color; "sabíamos que si todos nos uníamos, iba a resultar".

Pese a que en Madrid gobernara con mayoría absoluta el PSOE de Felipe González y en Balears lo hiciera la Coalición Popular, tanto los socialistas como los conservadores de la isla se plantaron en favor del hospital de la Part Forana. "Era una cuestión de equilibrio territorial fácil de entender", explica Tugores. Sin embargo hubieron reticencias entre un sector del PSIB palmesano, que argumentaba que si un enfermo grave de s'Arenal debía ir a Manacor podía ser perjudicial, "sin tener en cuenta que uno de Cala Rajada ya tenía que ir a Palma sí o sí".

El 20 de octubre de 1987, Tugores, Biel Veny, Rafel Ferrer Massanet y Rafael Gabaldón deciden que la prensa hará frente común. Al día siguiente el ayuntamiento de Manacor dirigido por Jaume Llull, cede a la plataforma y a su gestora (formada por Joan y Albert Sansó, Rafael Gabaldón, Bernat Thomàs y Antoni Vicens) un despacho y a la funcionaria Maria Magdalena Perelló para empezar a recoger adhesiones.

Tras el duro trabajo de organización llegó el primer momento clave: reunir el día 27 de octubre en el teatro municipal (cuatro días antes de la manifestación reivindicativa), a todo aquel que estuviera interesado en participar. "Esperábamos llenar las 400 butacas, pero al final el éxito fue tal que tuvimos que reunirnos fuera, en el parque, porque acudieron más de 2.000 personas. Entonces supimos que la marcha a Palma sería un éxito". Estaba claro el coraje y la hoja de ruta. Ahora solo faltaba pasar a la acción. La fecha: el sábado por la mañana del día 31 de octubre de 1987.

Otro escollo a superar fue el de buscar autocares. "No encontrábamos tantos para todos los que querían venir. Pero insistiendo al final conseguimos que 60 salieran desde Manacor, más otros 28 que se fueron uniendo de otros municipios, conforme marchamos para Palma", rememora Tugores. Eso unido a los vehículos particulares que también quisieron secundar la protesta pacífica, la carretera de Manacor a Palma quedó prácticamente colapsada con once kilómetros de retenciones. 10.000 personas y un éxito que se intuía asegurado.

"Pero cuando llegamos al Parc de la Mar, desde donde debíamos dirigirnos a pie hasta la delegación del Gobierno, cerca del Born, nos encontramos con que apenas hubo policía". Ramon Aguiló, en aquellos días alcalde de Palma, no estaba a favor de la reivindicación y no quiso posicionarse. Lo que comportó que varios coches estuvieran a punto de atropellar a los manifestantes que, pancarta en mano, iban gritando sus consignas, tales como Ministre pardal, volem un hospital o Jo no vull quedar pes camí com es padrí.

Sobre el mediodía la marcha llegó donde esperaba Carlos Martín Plasencia, a quien los alcaldes de los distintos municipios en pro del hospital (todos los de la zona menos el de Campos, que no quiso participar) y portavoces le entregaron y leyeron un manifiesto de petición del segundo centro. "Martín Plasencia se mostró impresionado. Estuvo muy amable en todo momento e incluso salió al balcón para aplaudir a los 10.000 manifestantes". La suerte estaba echada.

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