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Empresas

Telas con nombre propio

Cuatro generaciones de empresarios, todos con el nombre Gabriel Riera, suman más de cien años fabricando 'roba de llengües' a caballo entre Biniamar y Lloseta

Cuatro generaciones de tejedores mallorquinas, siempre con el mismo nombre y el mismo apellido, Gabriel Riera, han trabajado ininterrumpidamente confeccionado estos preciados paños a caballo entre Biniamar y Lloseta. Fue a finales del siglo XIX cuando en la pedanía de Biniamar, -que aún hoy sólo cuenta con 350 habitantes- los Riera iniciaron su actividad de manipulación textil. Empezaron fabricando paños a los que vulgarmente llamaban burell.

La enseñanza del oficio pasó de padres a hijos hasta llegar a Gabriel Riera Crespí, quien está actualmente al frente de esta industria artesana con el taller en Lloseta y que hace unos años obtuvo el reconocimiento oficial de Empresa Artesana Protegida.

Diferentes historiadores coinciden que la industria de tejidos, a finales del siglo XIX, era considerada la más importante de la isla. Dos mil telares daban trabajo a más de 6.000 personas. Muchos de sus productos eran exportados a la Península, a Cuba y a Puerto Rico.

Actualmente sólo se conocen en Mallorca tres centros donde, de forma artesanal, se fabrican las antiguas telas mallorquinas: Pollença, Santa María y Lloseta. Los fabricantes de estos pueblos son los artesanos del hilo fieles al pasado y a su tradición.

En los años 40 del siglo pasado la familia se trasladó a Lloseta y se instaló en la calle Mayor número 50, donde continúa su fábrica. Montaron e innovaron un taller donde fabricaban la tela de llengües, drap, mantelerías, cubrecamas y toallas.

El actual Gabriel Riera aprendió el oficio de su abuelo y de su padre, ambos fallecidos. Reconoce que aún utiliza parte de la maquinaria de sus ancestros. "Por ejemplo, una urdidora que forma un conjunto de hilos colocados en paralelo y a lo largo en el telar para pasar por ellos la trama y formar un tejido", explica. Ha incorporado algunas máquinas más modernas pero reusa la tecnología punta en aras de mantener el trabajo artesanal.

Para fabricar la roba de llengües se usa algodón para el urdido y lino para la trama. "Lo más costoso y laborioso es su preparación, que es prácticamente manual. Lo más fácil es el trabajo del telar", explica. El proceso de fabricación artesanal hace que cada tela sea única e irrepetible. "A pesar de que el rojo, verde y azul son los colores tradicionales Hemos conseguido telas con más de un centenar de colores distintos", indica el empresario.

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