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Sant Antoni 2017

Los Llargo, una estirpe de 'xeremiers'

La saga iniciada en Sencelles por Miquel Aloy Llac alcanza ya la cuarta generación de acreditados músicos

La actual 'colla', que está formada por Tomeu y su sobrino Miquel. joan payeras

Hace aproximadamente un siglo, que un jovenzuelo de Sencelles llamado Miquel Aloy Llac, hijo de una humilde familia apodada Llargo, se trasladaba a pie a la vecina villa de Algaida para que un viejo xeremier, cuyo nombre quedó en el olvido, le enseñara a tocar ese instrumento musical que, junto con la flauta y el tamboril, amenizan desde los ancestros las fiestas tradicionales de nuestra isla. De ahí nació una estirpe de acreditados xeremiers que ya ha alcanzado la cuarta generación.

Miquel Aloy, de más mayor, trabajó como jornalero del campo y tocaba las xeremies en las fiestas de su pueblo y en otras localidades donde requerían sus servicios. Casado con Margalida Llabrés, del matrimonio nacieron siete hijos de los cuales tres de ellos, Mateu, Miquel, y Tomeu, siguieron los pasos musicales de su padre.

Con el paso del tiempo, juntos se abrieron camino, como una de las colles más solicitadas para actuar en toda clase de eventos donde las melodías de sus instrumentos alegraban bailes, romerías, pasacalles, u otras fiestas populares y religiosas.

A lo largo de su dilatada trayectoria, los hermanos Llargo han ganado varios concursos. Ya en 1947 se proclamaron ganadores de un certamen celebrado en la sala Born de Palma, en el que participaron 33 colles. En 1948 recibieron el reconocimiento por haber sido la colla de Balears con mayor número de actuaciones. Asimismo, su aportación a nuestra cultura popular ha sido reconocida con sendos homenajes que les han tributado los ayuntamientos de Sencelles, sa Pobla y Sóller. Fallecidos los hermanos mayores, Mateu y Miquel, fue el hijo de este último, también de nombre Miquel, quien se unió a su tío Tomeu para seguir la tradición familiar, a cuya cadena se ha incorporado el, hasta ahora, último eslabón, Pere March, de 28 años nieto de Mateu. Tomeu Aloy Llabrés, a punto de cumplir 80 años, lleva cincuenta residiendo en sa Pobla, donde ejerció, como autónomo, su profesión de chapista del automóvil, sin dejar en ningún momento de tocar la gaita, la flauta y el tamboril, "tanto me da un instrumento como otro", afirma. Él es quien nos relata la larga y fascinante historia de esa estirpe familiar que ha dado a conocer un pedazo de nuestra cultura popular allende nuestras fronteras.

Cuenta Tomeu Aloy que fue su padre "quien enseñó a sus dos hermanos mayores a tocar las 'xeremies', pues fueron los que demostraron verdadero interés por el manejo de los instrumentos". "Yo, nueve años menor que Miquel, puedo decir que aprendí de ellos dos, siempre bajo los sabios consejos de mi padre, y los tres formamos colla desde los años cincuenta, yo empecé a salir en público a los 14. Fallecido Mateu, seguimos yo y Miquel y tras la muerte de éste, hace 12 años, se incorporó a mi lado el hijo de Miquel, con quien continuo ejercitando lo que más satisfacciones me ha dado y me sigue dando en la vida, después de mi familia y mi profesión". Le comentamos a Tomeu que por allá los años cincuenta se experimentó un acusado declive en latradición de tocar las xeremies, tal vez por la falta de incorporación de aficionados a interpretar estos instrumentos, circunstancia que reafirma: "Efectivamente, se produjo este bajón que hasta hacía pensar que corría el peligro de que se extinguiera esa tradición. Los jóvenes no demostraban interés alguno y llegamos a ser muy pocas las 'colles' en activo". El veterano xeremier no duda en afirmar que el verdadero artífice de su resurgimiento fue el farmacéutico y activista cultural de sa Pobla Antoni Torrens con la convocatoria de la primera Trobada en sa Pobla el año 1994. "En aquella ocasión apenas fuimos una treintena los que acudimos a la cita y actualmente, en Mallorca, hay censados más de medio millar de 'xeremiers' y 'xeremieres".

A la pregunta de si es más difícil tocar la flauta y el tamboril o la gaita, responde que "el flabiol es el instrumento que marca el ritmo de la melodía, mientras la gaita aporta el acompañamiento, lo que requiere que la persona que lo toque tenga un acusado sentido musical". En su carrera, los Llargo han interpretado su extenso repertorio, que consta de unas sesenta piezas -50 las tienen registradas en un compacto- por todo el archipiélago balear y numerosas ciudades de la península (en la Feria del Campo de Madrid, en la fiesta de sa Pobla a Gràcia, en Zaragoza, Cataluña y tantas otras). "También hemos actuado en algunas ciudades de Europa, participando en festivales folclóricos y encuentros, como Alemania, Bélgica o Inglaterra, contratados para la feria que se organizó con Michael Douglas para promocionar el turismo en nuestra isla, pero la actuación que más nos impresionó fue la de la recepción que se hizo al presidente Adolfo Suárez en el Pueblo Español", relata.

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