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Sa Pobla, tierra de inundaciones históricas

Hasta la última década del pasado siglo, los desbordamientos de torrentes fueron una constante amenaza en el municipio

Las ´marjals´ de sa Pobla, anegadas después de las lluvias de diciembre. diario de mallorca

Las fértiles marjales de sa Pobla, tan próximas a la absorbente Albufera, con sus numerosas acequias y canales, no se salvaron de los efectos de las últimas tormentas. No es nada nuevo para el municipio del Nord. La historia indica que sa Pobla, desde siglos atrás, se ha visto afectada por importantes, algunas casi dantescas, inundaciones.

Por su situación geográfica y orografía llana, el de sa Pobla es un terreno expuesto a las peligrosas consecuencias que han causado los desbordamientos de los torrentes que lo atraviesan en su camino hacia su desembocadura en la bahía de Alcúdia después de su confluencia en los parajes de s'Albufera: Sant Miquel, Búger y Muro. Torrentes, todos ellos, de cauce con escaso declive o desnivel debido a la planicie de los terrenos por los que discurren.

También cabe señalar que la cuenca de sa Pobla es la zona de Mallorca que recoge mayor caudal de agua aportada por los citados torrentes, además del de Siurana, de menor recorrido. En un detallado artículo de mossén Melcior Tugores Serra, publicado en el programa de las fiestas de Sant Jaume de 1946, se recogen todas las crónicas aparecidas en la revista local Sa Marjal (1909-1928) que hacen referencia a las inundaciones padecidas por el término de la localidad norteña, tanto en sus tierras de labor como en su propio casco urbano.

‘Plena den Gelat’

La inundación más importante que registra la historia local, conocida por tradición oral, ocurrió el 30 de noviembre de 1852 y fue bautizada como Plena den Gelat por las circunstancias de tinte trágico que concurrieron. Cuenta la crónica que “el torrente de Búger desbordó y sus aguas corrieron por la calle del Mits (actual calle Major) y la bodega del honor Antonio Siquier ‘Cotà’, (situada enfrente de la actual cafetería La Penya y cuyo solar lo ocupa actualmente la Plaça Major) se inundó completamente”. Varias calles del pueblo parecían torrentes y fue tanta la abundancia de agua en la Albufera y la Marjal que llegaba hasta el Rafal Roig. “Por el actual cruce de la calle de Muro con San Antonio, el agua alcanzaba un metro de altura”.

Muchos propietarios de sa Pobla se dedicaban a la explotación del ganado vacuno y mular, que apacentaban en la Albufera, y muchos animales perecieron con motivo de esta inundación. Según cuentan las crónicas, José Simó ‘Ravell’ y Julián Mir ‘Nin’ enviaron a sus gañanes Bartolomé Company ‘Gelat’ y Pedro Serra ‘Garrut’ a la Albufera para poner a salvo su ganado y cuando regresaban se detuvieron en Son Fornari ante la abundancia de agua procedente de sa Pobla. “Después de muchos esfuerzos, llegaron a un montón de gavillas de cañizo sito en la finca de don Antonio Fornari y sobre ellas ‘Gelat’ y su compañero se colocaron, permaneciendo unas 30 horas, creyendo sus familiares que habían muerto”.

Vueltas las aguas a su cauce, los dos hombres, tal vez no tan sanos pero salvos, después de tantas horas, regresaron al pueblo y contaron su hazaña. De ahí que se bautizara aquella inundación como Plena den Gelat.

Otros desbordamientos

Por las crónicas aparecidas en la revista Sa Marjal entre los años 1914 a 1925, en sa Pobla se sucedieron otras importantes inundaciones, una de las cuales recuerda a las ocurridas recientemente en Mallorca: “Después de una sequía general en toda Mallorca, se inundaron nuestros campos el 27 de mayo de 1914. Gran parte de la Marjal estaba cubierta de agua y los perjuicios fueron grandes, principalmente en la cosecha de patatas, calculándose las pérdidas en unas 250.000 pesetas”.

En febrero de 1920 se inundaron otra vez los campos, quedando bajo las aguas centenares de cuarteradas de cultivo porque “el Canal Gran de s’Albufera, donde desembocan los torrentes de sa Pobla y de Muro, está tan abandonado que el agua apenas puede pasar”. El 10 de noviembre del mismo año se repitieron las inundaciones, que afectaron significativamente a las fincas de Son Puig, inundándose unas 200 cuarteradas.

Otra importante inundación, a causa del desbordamiento del torrente de Sant Miquel, tuvo lugar en 1925. También se registraron otros sucesos entre los años 1933 y 1946, siempre con el desbordamiento del torrente de Sant Miquel como principal protagonista, secundado por los torrentes de Búger y de Muro, con menor frecuencia que el primero. Las actas consultadas dejan constancia de las ayudas solicitadas por el Ayuntamiento al ministro de Obras Públicas, a los sindicatos agrícolas y otras instituciones provinciales.

Mientras los desbordamientos de los torrentes de Sant Miquel y de Muro inundaban, en grandes extensiones, las tierras de cultivo de Son Puig, Uyalets, Son Fornari, Son Ferragut, Son Tut o Son March, las salidas de cauce del torrente de Búger, además de los terrenos de Sa Llebre, también anegaban varias calles del núcleo urbano, entrando el agua por las arterias más próximas a la carretera de Búger como Asalto, Major, o Señor Rafel, obligando a sus vecinos a colocar sillares ante los portales de sus casas y tablones de madera para atravesar las vías.

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