Las dificultades para que Manacor tenga por fin un Plan General que defina de forma clara las reglas del juego urbanísticodel municipio, parecen no tener fin. Hace unos días que tanto la técnica-directora, Bel Romero, como el director adjunto, Joan Pasqual, han presentado sus renuncias a seguir formando parte de la estructura municipal. La primera (que se encuentra en comisión de servicios del Consell) al haber recibido una oferta para ser jefa de servicio del nuevo departamento de planeamiento insular a las órdenes de la consellera Mercedes Garrido. Y el segundo tras solicitar una excedencia por un periodo de tres años para dedicarse al sector privado.

Ambas renuncias enrarecen todavía más el clima fatalista que históricamente han envuelto los planes urbanísticos en Manacor. Porque pese a que hace unos meses se aprobó de forma inicial (como ya pasó en otras dos ocasiones), todavía no se han empezado a contestar ni una sola de las casi mil alegaciones presentadas, unas 300 de ellas copias con la misma redacción pero firmadas por vecinos distintos.

El principal problema de que el Plan Urbanístico vuelva a morir en un cajón sin aprobarse de manera definitiva, además del gasto en tiempo y dinero, sería por la reactivación de la posibilidad de que los vecinos afectados por zonas verdes (a partir del 2 de agosto de 2018) cantidades millonarias al Ayuntamiento, una moratoria que acabaría en nada con la aprobación del Plan, pero que de lo contrario pondría en serios aprietos económicos a las arcas locales.

De momento tanto Romero como Pasqual han accedido a las peticiones de la responsable de Urbanismo, Isabel Febrer, de posponer unos meses su salida para que el consistorio tenga un margen de maniobra a la hora de encontrar sustitutos. Ya que pese a que el trabajo hecho en estudios técnicos o catálogo de patrimonio, por ejemplo, no caducaría, los plazos cada vez van siendo más ajustados. Las bajas de los dos arquitectos del Plan se suman a las recientes de Xavier Carrasco o Carme Mayans, todas ellas en el mismo departamento, lo que da cuenta de la presión que padecen.

Y todo ello teniendo en cuenta que el ayuntamiento de Manacor aprobó en pleno que tanto Bel Romero como Joan Pasqual pasaran a cobrar 12.000 y 6.000 euros más al año respectivamente, por su dedicación específica al Plan Urbanístico.