Jeroni Salom siempre podrá atribuirse el mérito de haber coprotagonizado un proceso histórico en el Raiguer: el fin de la hegemonía socialista y el acceso de la derecha al poder municipal. A nivel de gestión, le ha tocado gobernar una época díficil en la que ha tenido que poner orden a la economía local a costa de políticas impopulares como la privatización del agua potable. Pero él destaca, por encima de cualquier aspecto de la gestión municipal, las "relaciones personales".