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Libro fotográfico

Fotografía: a la búsqueda de las luces inéditas de la Serra

El fotógrafo Marcos Molina acaba de publicar el libro 'Llums de Tramuntana', cuyas imágenes revelan unos paisajes desconocidos para el gran público

Una impactante imagen del efecto de las brumas en las montañas más elevadas de la Serra. En primer plano, el Puig de Massanella y la Serra des Teixos. marcos molina

Mallorca tiene una luz especial. Es una frase recurrente entre muchos visitantes nada más bajar de la escalerilla del avión. Pero el fotógrafo mallorquín especializado en paisajes de montaña Marcos Molina ha corroborado el tópico y lo ha revestido de una nueva verdad plasmándola en imágenes con su último trabajo: el libro Llums de Tramuntana, de reciente publicación. Un trabajo de casi toda una vida, que nace de su admiración por la Serra.

Empezó a retratarla a los 14 años y, desde entonces, no ha parado. Y ya tiene 51 años. "Llums de Tramuntana' es un libro fotográfico, fruto de años de dedicación y profundo amor por la naturaleza y en particular, por las montañas y las marinas de la Serra de Tramuntana", manifiesta, en una entrevista con este diario.

Hojeando su libro, saltan a la vista las aguas en forma de espejo de Punta de la Galera (Pollença), una asombrosa noche en el Torrent del Pareis bajo la iluminación de la luna, el Puig Major acariciado por el Sol en una mañana de frío polar, la bruma que difumina el Puig de Massanella y la Serra des Teixos...

Sin manipulación

Las luces, captadas generalmente en los márgenes del día (amanecer, anochecer), son llamativas, inéditas en muchas ocasiones. En ningún caso, se trata de imágenes artificiales tamizadas por el laboratorio, como se encarga de remarcar Molina, quien es miembro de la Associació de Fotògrafs de Natura de Balears (Afonib), de la Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza (Aefona) y ha ganado certámenes internacionales de como el Glanzlichter de 2016. También ha publicado su obra en revistas de viajes.

"Las fotos son producto de una depurada y escrupulosa técnica de revelado. Concedo la misma atención al laboratorio digital que a mis salidas fotográficas. Resta decir que no doy cabida a la manipulación digital, salvo los ajustes universalmente admitidos. La credibilidad de un fotógrafo de paisaje está basada en su ética y sus principios", relata. Partiendo de unos principios de trabajo basados en el detenimiento, la observación y la planificación, Molina explica cómo ha procedido para captar estas luces inéditas de la Tramuntana.

"Retrato el paisaje siempre teniendo en cuenta el momento del año más favorable por la orientación de la luz. En cuanto al momento de la jornada, en la mayoría de los casos, los extremos del día son mis favoritos. Durante la aurora, por ejemplo, el ambiente adquiere un tinte dramático muy singular, debido a las características especiales de la luz", comenta.

El suyo no es un trabajo de unos días. En la elección de las localizaciones, que van desde punta a punta del corredor montañoso, hay un trabajo de años, según cuenta. "Las localizaciones dependen de la visión personal del fotógrafo, según lo que quiera transmitir. En la lenta evolución del fotógrafo, hay una serie de aspectos que mejoran a medida que uno madura. Uno de ellos es la elección de la localización. Mis localizaciones han ido surgiendo con los años, a medida que he explorado y conocido multitud de puntos de la Serra y me he familiarizado con ellos para finalmente sentirme motivado por uno en concreto y poder encontrarlo en las condiciones que yo considero óptimas", expone Molina.

En sus fotografías, hay pocos indicios de presencia humana, como mucho una vista panorámica desde un acantilado en la que motean las aguas un puñado de embarcaciones.

"Tópicos habituales"

El fotógrafo explica en este sentido que ha querido "huir de los tópicos habituales", de las típicas imágenes de postal que se llevan cada año a sus casas miles y miles de turistas. La suya, subraya, es una Mallorca "desacostumbrada, salvaje, secreta y hermosa". "Podría muy bien ser el retrato de nuestro último paraíso natural y, por tanto, un desagarrador grito de concienciación y sensibilización para mantenerla intacta", sostiene.

Ese "grito de concienciación" se ha hecho cada vez más alto en los últimos años a propósito del concepto tan manido de la masificación, de la que la Serra no se ha escapado, como lo demuestran los problemas de agua de este verano de los récords de ocupación y el incesante tráfico de coches de alquiler por la Ma-10. Molina no responsabiliza sólo al turismo de la sensación de saturación en la isla y recuerda que el techo poblacional se rebasó hace tiempo.

"Después de Malta, Mallorca es la isla del Mediterráneo más densamente poblada. Opino que el techo poblacional de la isla se ha superado hace tiempo y que la pérdida de calidad de vida y la sobreexplotación de recursos tiene mucho que ver con la población residente y no tanto con el turismo", arguye.

"No hay más que ver la vía de cintura en hora punta en un mes como noviembe, lo más alejado de la temporada", continúa, antes de sentenciar: "No es de extrañar, que, dadas estas circunstancias, recibir un millón de turistas en verano provoque la situación que hemos vivido recientemente. El millón ya venía a Mallorca en los años anteriores".

En el quinto aniversario de la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, Molina, como enamorado de este entorno natural, opina que todo lo que signifique poner en valor a la Serra tiene que ser bienvenido. Sin embargo, piensa, esta herramienta "no se está gestionando adecuadamente".

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